Si alguna vez has escuchado una frase parecida a «me gusta la música negra» y no sabes exactamente a qué se referían, este artículo es para ti.
El Blues, el Rhythm and blues, el Soul y muchos otros géneros de lo que se suele llamar música popular moderna han bebido directamente de la tradición africana y han aportado algunas características peculiares y distintivas a los ritmos y las canciones que se han creado en el último siglo, al menos.

Veamos en qué consiste ese componente musical negro y su influencia en la cultura popular.
La música negra
Lo que acostumbra a llamarse música negra hace referencia a un grupo de estilos y géneros musicales que derivan o tienen una influencia importante de los elementos distintivos de las comunidades afroamericanas de Estados Unidos. Aunque, para ser más justos, hay que decir que ese fenómeno no sólo se dio en Norteamérica y deberíamos incluir cualquier forma musical que haya recibido ese influjo de África, muy importante también en el resto del continente americano.
Cuando se habla de esta influencia, a menudo, se señala al componente rítmico como el factor primordial que conecta esas músicas contemporáneas con sus ancestros africanos pero hay, también, rasgos como cierta actitud inconformista o una sensualidad intensa y explícita, entre otros, que pueden encontrarse, a veces transfigurados, en buena parte de esos géneros musicales y su formas interpretativas.
Pero, para hacernos una idea de cómo pudo llegar a suceder algo así, tenemos que echar un ojo a la historia.
Orígenes: colonización y esclavitud
Aunque la esclavitud no es en absoluto una fenómeno de los últimos siglos, sino una circunstancia que se ha repetido innumerables veces a lo largo de la historia de la «humanidad», en lo que a la música negra se refiere, nos centraremos en la práctica que, como consecuencia de la colonización del continente americano por naciones europeas, consistió en la captura de personas del continente africano para trasladarlas y venderlas en el otro lado del océano Atlántico.
Aquellas personas africanas parecían tener la resistencia física adecuada para convertirse en mano de obra barata para los colonizadores, lo que puso en marcha en llamado comercio negrero.
Los sistemas agrícolas de grandes dimensiones que se pusieron en marcha en el continente americano, tanto en el norte y en el sur como en el Caribe, fueron el destino de aquellos africanos esclavizados. Aunque no hay cifras definitivas, se estima que entre el siglo XVI y el XX, millones de africanos llegaron a América por este procedimiento y muchos otros murieron por el camino.
Por si fuera poco, muy a menudo, el esclavismo iba acompañado de un racismo ideológico y práctica que no sólo sometía a las personas esclavizadas sinó que abonaba y justificaba un trato denigrante e inhumano hacia ellas.
En fin, una parte de la historia de los humanos que valdría la peno no olvidar jamás … para que no se repitiera en ninguna de sus formas.

En fin, y tal vez como ironía, aquel tráfico de personas, ese negocio repugnante, además de cumplir un propósito económico tuvo otras consecuencias, en lo social, en lo cultural y, también en lo musical.
Aquellos seres humanos viajaron con mucho más que sus cuerpos en aquellos barcos. Con ellos llegaron ritmos, canciones, costumbres y formas de vivir completas, que aunque desarraigadas, siguieron vivas en los lugares donde se acabaron desarrollando sus vidas.
Así, por ejemplo, en una plantación del sur de Estados Unidos, convivían unos pocos descendientes de europeos, con sus propias tradiciones culturales junto a muchos más africanos y sus cantos, sus bailes y sus propia visión del mundo, desde su situación privada de libertad.
Características de la música afroamericana
Aunque esto daría para para libros y disertaciones muy largas, vamos a setallar algunos elementos que aportó la tradición africana a la música que se creó en la América colonizada.
- Las canciones de trabajo y, en especial, los llamados gritos de campo, eran composiciones breves medio improvisadas, a veces habladas, o cantadas, o directamente aulladas, durante las duras jornadas de trabajo o en los descansos de aquellos esclavos.
- La llamada-respuesta era un mecanismo musical que consistía básicamente en dos frases musicales consecutivas que daban una sensación musical de diálogo, donde la primera frase era la pregunta, más suspensiva, y la segunda, la respuesta, más conclusiva.
- Los efectos vocales eran otra de las características de la práctica musical africana, que incluía en sus interpretaciones, eran los sonidos guturales, el falsete, los melismas o la vocalización rítmica, entre otras técnicas expresivas.

- La improvisación era otra de las costumbres que la práctica musical de los esclavos africanos llevaron a América. Dejar espacios para la inclusión de elementos nuevos, habitualmente en el contexto de estructuras musicales conocidas, era otra forma de añadir interés a las canciones y también de permitir una expresividad ligada al momento exacto del canto o la interpretación.
- Las escalas musicales pentatónicas y las armonías aportaron también notas extrañas o prohibidas en la tradición europea musical. La llamada «blue note«, por ejemplo, aparecía como un sonido tenso especial y ofrecía, entre otras cosas, la posibilidad de combinar escalas menores y armonías mayores simultáneamente.
- La polirritmia es otra característica ampliamente utilizada en las tradiciones musicales africanas que llegaron a América con los esclavos y se infiltraron en algunos géneros. El uso de varios ritmos simultáneos y alteraciones rítmicas como la síncopa o la acentuación de partes débiles de los patrones percusivos, dotaban a aquella música de algo completamente extraño, pero atractivo, para los oídos educados en otras culturas musicales.
Estas son algunos de los elementos musicales de origen africano que han formado parte de la génesis en el pasado y de el desarrollo en el presente, de muchos géneros musicales de la llamada música popular moderna.
Canciones y la música negra norteamericana
Se estima que, aproximadamente, desde el inicio de la colonización de Estados Unidos, 645 000 africanos esclavizados llegaron a las plantaciones sureñas.
Allí se fueron gestando nuevas formas musicales, con algunas de aquellas peculiaridades distintivas de la herencia africana y la influencia también de la música europea y de tradiciones de emigrantes procedentes de centro América y el Caribe.
Veamos algunos de los géneros más conocidos de lo que conocemos como música negra.

El Blues
El Blues es un género musical de origen rural, en Estados Unidos, que cantaba las vidas de los esclavos afroamericanos y se basaba en la utilización de «blue notes» y de un patrón repetitivo que consistía, a menudo, en una estructura de doce compases.
El Jazz
El Jazz se suele explicar como consecuencia de la confluencia, en la zona de New Orleans, de las tradiciones musicales europeas, afroamericanas, principalmente, y también mexicanas. La improvisación y el swing eran dos de sus características principales.
El Rhythm and Blues
El Rhythm and Blues es un género, o la denominación de un estilo de música popular que, a partir de la década de 1940, en Estados Unidos, reunió en sus canciones elementos del Blues, el Jazz, otros ritmos urbanos y que se caracterizaba por tener un ritmo claro, poderoso e insistente.
Siguiendo su estela, etiquetas y estilos como el Soul, el Funk, o incluso el Rock, extendieron ese espíritu en las décadas siguientes.
El Hip hop
El Hip hop apareció en la década de1970 en los suburbios de New York, como expresión de las clases afroamericanas más desfavorecidas, como un grito de libertad, y utilizando las asequibles innovaciones tecnológicas musicales que iban apareciendo, como las cajas de ritmos, por ejemplo, para expresar su frustración y su protesta por sus condiciones de vida y las nulas posibilidades de progreso que tenían a su alcance.

Valgan estos pocos ejemplos como demostración de la importancia y el impacto de la sensibilidad africana en las música de Norteamérica en los dos últimos siglos, al menos.
Música, África y América latina
Del mismo modo, la llegada de cintos de miles de africanos a Latinoamérica, provocó unos efectos equivalentes, una mezcla, una fusión entre las tradiciones autóctonas y sus prácticas musicales indígenas con las de los recién llegados.
Aunque también muchos europeos, como en Estados Unidos, desembarcaron en las orillas del centro y el sur de América, y que también algo de su bagaje cultural influenció a las nuevas músicas, tal vez lo africano tuvo un papel más determinante en la forma final que adoptaron aquellos nuevos géneros.
Veamos algunos de los más destacados:
La Rumba
Cuba fue uno de los principales puntos de entrada de esclavos africanos durante siglos y, como una consecuencia de ello, en La Habana y Matanzas nació la Rumba, cantando y bailando en los muelles, tocando complejos ritmos sobre los cajones que llegaban de los barcos. con el tiempo, aquellos cantos y ritmos derivaron en tres danzas : Guaguancó, Yambú y Columbia y, posteriormente, se pudieron escuchar, aprender y tocar en el resto del mundo.
La Salsa
En Puerto Rico, una importante población de esclavos que venían de lugares distintos y no podían comunicarse, propició que la música canalizara sus quejas y fuera la expresión común de su situación inhumana. La bomba surgió en ese contexto, un estilo irresistible y fuertemente percusivo que, a mediados del siglo XX, Rafael Cortijo transformó en un género de baile y que representa la esencia de lo que hoy llamamos Salsa.
El Samba
Los más de cuatro millones de africanos que llegaron a las costas brasileñas, junto a la presencia de los colonizadores portugueses y sus relaciones, a menudo con matrimonios e hijos de por medio, provocó que la herencia africana tuviera una vía de expresión y difusión mayor que en otros enclaves esclavistas.
En 1888 la esclavitud fue abolida y, con la emigraciones internas de los liberados y el interés del gobierno en consolidar un país tan grande y diverso, a principios del siglo XX, nació el Samba, un género sincopado de baile que continúa definiendo a la música brasileña hasta el día de hoy. Posteriormente, evolucionó en otros estilos musicales como la Bossa Nova, la Samba Pagode o la MPB.

La Cumbia
En Colombia, también, cómo no, la influencia africana arraigó y se combinó con las melodías europeas, además de la sensibilidad indígena.
Así surgió la Cumbia, melancólica y alegre, al mismo tiempo, sensual e impetuosa, americana, española y africana, con flautas, tambores y pesia en español, combinado en una poderosa forma musical.
Hay que mencionar también la música afroperuana, el Tamborito de Panamá, el Chiqui Chiqui de Costa Rica, la Saya boliviana o el Candombé en Uruguay, para darnos cuenta de la presencia y la variedad que los ritmos africanos provocaron a lo largo y ancho de Latinoamérica.
Podríamos seguir durante páginas y páginas, pero valga esta pequeña muestra para entender la huella profunda que la música africana dejó en las culturas de toda América.
Conclusiones
La influencia de la música negra en la música popular moderna y contemporánea es muy importante.
La demostración de vitalidad, atrevimiento e interés que ha desplegado de tantas formas en a lo lato de más de un siglo ya, nos puede dar una idea, por un lado, de las bondades de la mezcla cultural y el enriquecimiento que provoca, por no decir de lo inevitable que es, y, por otro, de lo pobre que seria la música sin esas combinaciones de elementos musicales de una o varias tradiciones.
La pureza, aunque se ha reivindicado muchas veces como ideal estético, realmente nunca ha existido. Todo lo que se crea proviene de algo anterior, de algún tipo de combinación, todo lo nuevo es un híbrido trasfigurado, con más o menos elementos implicados, pero en ningún caso una muestra que se pueda calificar de pura o incontaminada.
La globalización ha traído cosas buenas y malas para los humanos, el mestizaje ha generado músicas de todo tipo, las comunicaciones modernas ha terminado por mezclar todo con todo y, aunque nunca nada es perfecto, podemos estar contentos de vivir en la época con más varidedad musical y más posibilidades creativas de la historia.
Vamos a disfrutar y a aprovecharlo.