Quién más, quién menos, la conoce. Esas cinco líneas horizontales con sus símbolos, sus expresiones y, en alguna medida, su misterio. Sí, misterio, porque la partitura se asocia con aquellas y aquellos que las entienden, que las pueden leer y escribir, una especie de iniciados en el rito de la música seria. Pero, ¿hay para tanto?

Vamos a investigar un poco a la partitura, sus distintas encarnaciones y usos, su mítica dificultad y su pasado, presente y futuro.
¿Qué es una partitura?
Para dar una definición rápida, podemos decir que una partitura es una representación manuscrita o impresa en algún soporte, que muestra la información esencial de una composición musical y, a menudo, indica cómo debe interpretarse.
Para conseguirlo, se vale de una especie de lenguaje que incluye una serie de signos musicales y unas reglas de uso que se suele llamar sistema de notación.
En un contexto orquestal o de banda, la palabra partitura se utiliza exclusivamente para el documento que maneja la directora o director, mientras las partitura de cada músico se suele llamar parte o particella, con la información musical de la pieza exclusivamente de ese instrumento o algunos relacionados, que incluso pueden llegar a ser ejecutados por un mismo intérprete.
Origen y evolución de las partituras
La misma palabra «partitura» ya nos da una pista sobre el propósito y la utilidad de un documento de este tipo. Su significado en italiano, «conjunto de partes«, ya deja claro que el su finalidad es reunir lo que va a tocar cada instrumento.
En el contexto de la llamada «música clásica» la partitura suele estar frente a los músicos cuando tocan pero, en el Jazz, por ejemplo, unas música con mucha presencia de improvisación instrumental, la partitura, llamada, a menudo, «lead sheet«, se usa como guía, con indicaciones generales o básicas acerca de la melodía, cambios de acordes o arreglos, entre otras.
Con el paso del tiempo, se ha llegado a utilizar con otros significados distintos y particulares.
En definitiva, siendo muy antiguos los intentos por fijar algún tipo de notación musical, tanto los signos como buena parte de las reglas, como la forma en que se han ido produciendo esos documentos, han cambiado, según el lugar y las técnicas disponibles, a lo largo de los siglos.
Pero empecemos por el principio.

Manuscritos, imprenta, máquinas y pantallas
La historia de las partituras es, en buena medida, la historia de los soportes donde se escribe y se lee música.
Hasta el siglo XV, aproximadamente, la partituras se creaban a mano, y eran, por lo tanto, piezas únicas, escasas y, además, delicadas. Durante siglos resultaron se utilizaron pergaminos y cada manuscrito se conservaba, muchas veces, reunido con otros en grandes libros a modo de recopilación.
Con la invención de la imprenta, en el siglo XV, empezaron los intentos por adaptar aquella nueva tecnología y las máquinas que la hacían posible, a las peculiaridades de los signos y las grafías musicales.
A pesar de las innovaciones, todavía pasaron centenares de años en los que esas impresiones se tenían que completar a mano con detalles que la maquinaria no era capaz de reproducir fielmente.
Poco a poco, se consiguió imprimir las líneas de los pentagramas con mayor claridad y se fue mejorando la precisión de las impresiones, en un proceso que duró siglos, con el objetivo de que el resultado fuera cada vez más pulcro y legible.
La era de la imprenta hizo posible que muchas más copias musicales circularan por el mundo y dio lugar, también, a un nuevo negocio: la venta de partituras musicales.
Las editoriales musicales, los derechos de autor y las entidades recaudatorias musicales formaron el marco legal y comercial para esa nueva industria.
En el siglo XX, aparecieron algunas máquinas de escribir para partituras musicales, aunque su funcionamiento era más bien complejo, por lo que no obtuvieron una gran repercusión.
Con la aparición y desarrollo de la tecnología digital, las partituras tuvieron un nuevo canal y formato para ser escritas, leídas y distribuidas.
Programas informáticos especializados en la notación musical, permitieron escribir, manipular, leer, guardar y compartir partituras con una agilidad y facilidad nunca vistas antes.
Estos archivos permiten cambiar instrumentos, transponerlos y también transformarlos en información digital, mediante el protocolo de datos musicales MIDI (Musical Instrument Digital Interface).
Tanto los editores digitales de partituras como los DAW (Digital Audio Workstation) han ido ampliando las posibilidades de crear y transformar en música real aquellos signos escritos.
Las partituras virtuales, además, también llamadas partituras digitales, también hicieron posible que los editores autorizados comercializaran los derechos de autor mediante el comercio electrónico y las transacciones online.
En fin, una nueva revolución y un acceso casi universal para aquellos antiguos manuscritos creados a mano en pergaminos.

Elementos y estructura de la partitura
Si intentamos hacer una lista de los elementos que se suelen incluir en una partitura, podríamos obtener algo así:
- Pentagrama: cinco líneas horizontales y cuatro espacios entre ellas, como base y referencia para ubicar los símbolos musicales.
- Signos musicales: los que se escriben «dentro» o del pentagrama.
- Notas: La altura de los sonidos musicales
- Figuras: La duración de los sonidos musicales
- Armaduras: Las indicaciones de tonalidad
- Alteraciones: Las variaciones puntuales de las notas, respecto a la armadura
- Articulaciones: Las indicaciones acerca de la interpretación de las notas de la pieza musical.
- Tempo: La indicación acerca de la velocidad de interpretación de la música, respecto a una figura de referencia.
- Dinámica: Las indicaciones acerca de las variaciones de intensidad en fragmentos de las piezas musicales.
- Estilo: Las indicaciones que informan de la tradición o género musical de los cuales se deben seguir sus características interpretativas.
- Otros signos expresivos: Cualquier otro símbolo o indicación acerca de cómo debe interpretarse una obra musical o alguna parte de ella.
Tipos de partituras
Pero cuando hablamos de partituras, realmente nos estamos refiriendo a un conjunto variado de documentos musicales, especializado cada uno de ellos para un uso y finalidad determinados.

Veamos algunos tipos de partituras:
- Partitura completa: Partitura con todos los instrumentos e indicaciones de una empieza musical que maneja la directora o director de orquesta o conductor musical principal.
- Partitura de estudio: Partitura completa de menor tamaño, enfocada al estudio y no al uso en una actuación.
- Partitura de piano: A veces, llamada reducción a piano, consiste en una partitura con transcripciones o adaptaciones de obras musicales para que puedan ser interpretadas a piano, en distintas situaciones.
- Partitura vocal: Es la reducción de una obra vocal compleja, por ejemplo, una ópera, un musical o una cantata, que muestra las partes vocales (solista y coral) en sus pentagramas y las partes no vocales en una reducción para piano.
- Partitura solista: En el contexto orquestal, llamada, «particella», es una partitura en la que solamente aparece escrita de manera independiente la parte que debe interpretar un único músico y su instrumento, o un grupo de intérpretes que tocan o cantan exactamente lo mismo dentro de una obra con más partes.
- Partitura abreviada: Consiste en una reducción de obras para múltiples instrumentos a sólo unos cuantos pentagramas. En la composición, a menudo, se escribe algún tipo de partitura abreviada, para, después, proceder a completar la orquestación completa.
- Lead sheet: Este tipo de partituras, muestran sólo la melodía, la letra y la armonía, muchas veces con símbolos de acordes colocados por encima del pentagrama y con la letra por debajo. En la música popular, se utiliza para mostrar los elementos esenciales de la canción sin especificar cómo debe ser el arreglo musical completo o la interpretación exacta de la canción.
Conclusión
En definitiva, las partituras han jugado un papel decisivo en la conservación y transmisión de muchas músicas antiguas que, sólo la transmisión oral, probablemente no hubiera llegado a nuestros días o lo hubiera hecho de un modo más fragmentario e impreciso.
Además, conocer esos signos y ser capaz de escribir y leer música son este sistema, supone una ayuda para estudiantes, aficionados y profesionales de la música. Una referencia, una guía y una compañera de viaje en las múltiples aventuras musicales que el ser humano ha sido y es capaz de crear.
Aunque no son necesarias para crear, tocar música o cantar, han tenido y tiene todavía un lugar en el día a día de intérpretes de todo el mundo.
Las partituras, a veces temidas, otras desconocidas, pero valiosas como una gema antigua, con las cuales podemos dar pasos de gigante y llegar mucho más allá de lo que la repetición y la memoria nos permite.
Por ello, agradezcamos a todas y todos los que las hicieron posibles y las perfeccionaron, ya que mucha de la música que escuchamos hoy es debido, sencillamente, a su existencia.