Los acordes son grupos de notas que, generalmente, van a sonar al mismo tiempo. Pero, ¿cuáles son esas notas? ¿Cuántas notas necesitamos? ¿Qué combinaciones podemos hacer?
Cada acorde, en su forma más básica, se construye por terceras ascendentes siguiendo el orden de la escala musical de donde procedan o con la que relacionen.
Según las distancias entre esas notas elegidas, los intervalos musicales, estaremos frente a un tipo de acorde u otro. Tanto la teoría musical como nuestros oídos reconocen esas diferencias. Podemos escuchar, en resumen, acordes mayores, menores, disminuidos o aumentados.

Acordes tríadas
Es decir, si elegimos una nota cualquiera, que será la nota fundamental del acorde, y, siguiendo su escala ascendente, le sumamos a esa primera nota, la tercera y la quinta, entonces tendremos lo que llamamos un acorde tríada. Un acorde formado por tres notas distintas.
Es importante remarcar que puedes añadir todas las notas que quieras en un acorde, cientos, si te interesa por alguna razón. Pero si esos cientos de notas son solamente do, mi y sol repetidas al unísono, tal vez, o a diferentes alturas u octavas, y no se toca ninguna otra, lo que estaremos escuchando realmente es un acorde tríada de Do.

Tipos de acordes tríadas
Con estas tres notas podemos formar, básicamente, cuatro tipos de acordes:
- Mayores: Primera, tercera mayor, quinta justa.
- (Do M = do, mi, sol)
- Menores: Primera, tercera menor, quinta justa.
- (Do menor = do, mi b, sol)
- Disminuidos: Primera, tercera menor, quinta disminuida.
- (Do menor = do, mi b, sol)
- Aumentados: Primera, tercera mayor, quinta aumentada.
- (Do 7 = do, mi, sol#)
Acordes cuatríadas
Pero ahí no acaba la cosa. Los acordes pueden tener más de tres notas distintas sonando al mismo tiempo.
Si a cualquier acorde tríada le añadimos otra nota más, en sentido ascendente, de la escala que le corresponda y siguiendo la idea de las terceras, que llamaremos séptima, tendremos formado un acorde cuatríada, es decir, de cuatro notas distintas.

Una vez más, aunque escuchemos cincuenta o cien notas sonando al mismo tiempo pero, finalmente, se trata de esas cuatro notas distintas repetidas por distintos instrumentos o cantantes, seguiremos escuchando el mismo acorde cuatríada y lo único que cambiará será la densidad sonora o el timbre del conjunto de sonidos individuales.

Realmente, existen más tipos de acordes de cuatro notas pero, para ir paso a paso, vamos a quedarnos de momento con estos derivados de los acordes tríadas.
Tipos de acordes cuatríadas
Estas combinaciones de cuatro notas formadas por terceras ascendentes conducen a varios tipos de acordes cuatríadas.
- De Séptima Mayor: Primera, tercera mayor, quinta justa, séptima mayor.
- (Do Maj7 = do, mi, sol, si)
- De Séptima menor: Primera, tercera menor, quinta justa, séptima menor.
- (Do menor7 = do, mi b, sol, si)
- De Séptima de Dominante: Primera, tercera mayor, quinta justa, séptima menor.
- (Do 7 = do, mi, sol, si b)
- De Séptima semidisminuida: Primera, tercera menor, quinta disminuida, séptima menor.
- (Do m7b5 = do, mi b, sol b, si b)
- De Séptima disminuida: Primera, tercera menor, quinta disminuida, séptima disminuida.
- (Do dim = do, mi b, sol b, si bb)
- Acordes menor / Mayor Séptima: Primera, tercera menor, quinta justa, séptima mayor.
- (Do m/M = do, mi b, sol, si)
Acordes de más de cuatro notas
Además de todo esto, también se pueden añadir otras notas distintas a los acordes, dependiendo de su función en una progresión armónica tonal, en un contexto modal determinado o, sencillamente, de la intención expresiva del compositor, compositora o arreglista de la canción.
Para elegir esas notas con sentido hay que, primero escuchar cómo suenan esas combinaciones y, segundo, tal vez estudiar algo de música si crees que lo necesitas.
La acumulación de notas distintas sonando al mismo tiempo va a aportar densidad, riqueza y, tal vez, confusión, si añadimos demasiadas o elegimos las equivocadas, aquellas que no encajen en el contexto musical de la canción o un momento musical determinado.
Inversiones
Sin añadir más notas a estos acordes, todavía podemos conseguir combinaciones nuevas y sonidos distintos. Estamos hablando de las inversiones de acorde.
La forma de hacerlo será variar el orden de esas notas implicadas. Si un acorde tríada, como hemos visto, consiste en una primera, su tercera y su quinta, en sentido ascendente, ¿qué sucede si situamos como nota más baja o grave al mi?

Cuando escuchemos, veamos o toquemos un acorde de Do mayor tríada, pero la nota más grave sea la mi, es decir, su tercera, diremos que ese acorde de Do mayor está dispuesto en su primera inversión.

Si, en cambio, la nota más grave que escuchamos de esa tríada es sol, su quinta, entonces diremos que el acorde de Do Mayor esta dispuesto en su segunda inversión.
Cada inversión suena diferente, aunque esté compuesta por las mismas notas. Armónicamente la consideramos equivalente y cumplirá, generalmente, la misma función en esas tres disposiciones (la fundamental, la primera y la segunda inversión) pero, en la práctica, en una progresión de acordes o en cualquier situación de un arreglo musical no permitirá combinaciones especiales, discursos musicales distintos, conducciones de voces más fluidas, por ejemplo.
Conclusiones
Existen muchas más formas de acordes. Podemos añadir más notas distintas, podemos alterar su orden, podemos conseguir sonoridades tensas, misteriosas, melancólicas e incluso ser muy agresivos con el uso de fuertes disonancias, por ejemplo.
Esa variedad es la que va a provocar un mundo de sutilezas y sensaciones al escuchar la música de una canción o de una obra instrumental.
Lo importante de este asunto es comprender que la sensación sonora que nos provoca escuchar un acorde depende directamente de cómo esté construido, es decir, de las relaciones que se establezcan entre las notas que lo forman. Estas relaciones se refieren a distancias, básicamente, y, como hemos visto, a esas distancias les llamamos intervalos.
Cada tipo de acorde tiene un patrón de intervalos que va a producir un sonido característico. Así, con un oído entrenado o experimentado, podemos reconocer qué tipo de acorde está sonado con sólo escucharlo.
Si no tenemos oído absoluto, como nos pasa a la mayoría de nosotros, no sabremos decir si el tal acorde es de Do de Re o de Fa sostenido. Pero sí podremos identificar sus cualidades: si es mayor o menor o séptima dominante o disminuido, por ejemplo, gracias a esas relaciones internas que los caracterizan y a lo que llamamos oído relativo, que consiste en reconocer una nota en referencia a otra.
La educación del oído es algo clave para entender la música y disfrutarla de un modo más profundo. También es muy útil para escribir canciones, para aprender melodías o para agilizar nuestro sentido musical.
Los acordes son uno de los tesoros de la música. Tan sólo tocar uno de ellos … y dejarlo sonar … y escucharlo …, es suficiente para comprender el poder que tiene y porqué nos atraen y nos fascinan estos artefactos sonoros tan especiales.
Escuchemos acordes, toquémoslos y cantemos con ellos.
Hay pocas cosas mejores.