Si llevas algún tiempo en el mundo de la música o escribes canciones, por ejemplo, habrás oído hablar de las editoras musicales. Temidas por muchos y desconocidas por muchos más, estas empresas se dedican a comerciar con un producto que, en principio, es puro aire: la música.

En parte, aliadas de los artistas y, en parte, organizaciones en busca de beneficios, las editoriales musicales, o publishers en el mundo anglosajón, son una parte esencial en el complicado circuito del dinero, los derechos de autor y los profesionales de la industria musical.
El origen
Hace muchos, muchos años, se inventó una máquina llamada imprenta y, con ella, cambió el mundo. El conocimiento humano se multiplicó y pudo distribuirse como nunca antes. Los libros, las ideas y la música impresa, entre otras obras y milagros, empezaron un viaje que aún hoy continua.
La compleja estructura legal y comercial relacionada con las creaciones intelectuales que a los escritores y escritoras de canciones, músicos y demás criaturas sensibles, hoy nos provoca cansancio y otras sensaciones aburridas, empezó en aquella época, hacia el siglo XV, y se ha desarrollado desde entonces de la mano de creadores, artistas, abogados, empresas productoras y distribuidoras y un largo etcétera de profesionales y oportunistas.
La propiedad intelectual, los derechos de autor, las imprentas tradicionales, las empresas fabricantes de discos, los intermediaros, las discográficas o las distribuidoras físicas y digitales, entre otras, han ido conformando el complejo entramado que recorre el dinero que genera la música al ser consumida en cualquiera de sus formas posibles.
Entre todo ese cúmulo de profesiones, contratos y trámites de todo tipo, las editoriales musicales juegan un papel central y conectan, por decirlo así, el mundo creativo con el comercial.
Veamos qué hacen exactamente.
¿Qué es y qué hace una editorial musical?
Las editoriales o editoras musicales son empresas dedicadas a la comercialización de canciones y cualquier obra musical como propiedad intelectual de un artista o artistas determinados.
Junto con el registro de las obras en las entidades públicas o privadas que darán fe de su autoría, si es necesario, la editorial musical completará las condiciones que una pieza instrumental o una canción necesita para, legal y comercialmente, generar ingresos.
Cuando se graba una canción o pieza musical para un disco, por ejemplo, la discográfica o la empresa o profesional que será la propietaria de la grabación, necesita de una autorización y un acuerdo con la editorial que tenga los derechos de las obras para vender su producto, es decir, el single, vinilo, cd, … ya sea en formato físico o digital.

El contrato editorial
Pero, antes de que estas empresas puedan hacer ese trabajo, el compositor, compositora o compositores deben tener un trato claro con alguna de ellas, escrito y firmado por ambas partes, en el cual se establezcan las condiciones de esa relación entre todos los participantes.
El contrato editorial, que es de lo que estamos hablando, cederá algunos de sus derechos como creador a la editora para que una o varias obras sean grabadas, interpretadas o utilizadas en cualquiera de sus formas posibles a cambio, habitualmente, de un porcentaje de las ganancias que estas obras produzcan.
Entre esos derechos que se ceden están:
- El derecho de reproducción, que consiste en hacer copias, la fijación de las mismas en un soporte físico como un CD o un vinilo, también conocidas como reproducción mecánica.
- El derecho de distribución, que sería el poder poner a disposición del público de la obra en formato tangible.
- El derecho de comunicación pública, que representa todo aquello que posibilite que un grupo de personas tenga acceso a la obra: la interpretación de la obra musical ante una audiencia, la emisión por cualquier radio, la reproducción en servicios de streaming, venta de copias en formato digital, etc …
Royalties o regalías editoriales en la música
Una regalía o royalty es, básicamente, un pago obligatorio por el derecho a usar o explotar la creación de otra persona. En el caso de las regalías de composición, ese pago suele consistir en un porcentaje.

Veamos algunas situaciones que generan esas regalías que recaudan las editoriales en nombre de sus compositores:
- Regalías por impresión: cada vez que se imprime una partitura de una composición o se exhibe de cualquier forma la letra o la música que contiene.
- Regalías mecánicas: cada vez que se fabrica una copia física de una grabación.
- Regalías de ejecución pública: cada vez que una composición se interpreta en concierto, suena en radio, televisión o cualquier plataforma de acceso público.
- Regalías de sincronización: cada vez que una composición se usa como complemento o parte de cualquier obra audiovisual.
- Regalías por sampleo: cada vez que una parte de cualquier composición o de su grabación es extraída e incluida de alguna forma como parte de una nueva obra.
- Regalías por obras derivadas: cada vez que una composición se transforma, modifica o adapta y resulta en una obra distinta.
Conclusiones
Esto ha sido tan sólo una introducción al peculiar y, en ocasiones, lucrativo mundo de las editoriales musicales y la comercialización de composiciones originales.
Escribir una canción es fácil.
Escribir una buena canción es más difícil.
Comerciar con canciones es complejo. Intervienen necesariamente unas cuantas personas, entidades jurídicas, mercantiles, …
Estamos refiriéndonos directamente al mundo de los negocios, el negocio musical, en este caso. Es un ámbito completamente distinto a los quehaceres artísticos, a la expresión emocional, a la comunicación entre humanos más allá del dinero.
Las editoriales musicales están en esa frontera entre el arte y el comercio, entre los músicos y letristas y los consumidores de sus obras. Es un terreno delicado, desagradable muchas veces para una persona creativa pero, es la realidad comercial y legal de las obras musicales en este tiempo que nos ha tocado vivir.
Si escribes música o canciones y quieres, no sólo proteger tus obras efectivamente, sino también, recibir parte del dinero que otros hagan con ellas, probablemente vas a tener que verte las caras con esta gente y estas leyes y papeleos.
Infórmate y hazlo bien, aunque te cueste algún tiempo y toneladas de aburrimiento.