Hubo un tiempo en que no existían las grabaciones musicales. No había discos, ni cassettes, ni cd’s, ni archivos de audio y, por lo tanto, tampoco existían aparatos que pudieran reproducir los sonidos codificados en esos soportes. Esta situación duró miles de años pero, las gentes antiguas no se quedaron con los brazos cruzados mientras canciones y melodías se perdían en el olvido.

Para intentar que eso no sucediera, entre otras soluciones, nuestros antepasados desarrollaron diferentes formas de notación musical.
Veamos cómo se las apañaron.
La notación en la antigüedad
Como es fácil entender, las canciones y la música son un fenómeno esencialmente sonoro y, por lo tanto, el medio por el que se creaban, se interpretaban y se transmitían estas obras en la antigüedad, pero hoy y siempre también, era la oralidad, es decir, la repetición y la memoria.
Las comunidades humanas con sus músicas como una parte importantísima de sus vidas cotidianas y de su cultura, generaban sus cantos y los utilizaban como parte de sus relaciones, de sus sentimientos y como realmente parte de la noción que tenían de sí mismos, de su identidad.
La evolución de un grupo humano se iba reflejando en su música y las ceremonias religiosas o los cantos de trabajo o celebración o las marchas de batalla, incluso, fueron transformándose durante siglos hasta llegar a ser, para los humanos contemporáneos, un bien de consumo, tal vez una expresión individual, a menudo, un signo de pertenencia o una postura ideológica, es decir, más o menos lo mismo que hace miles de años.
Por ese camino, como he dicho, muchos intentos de preservar la música de aquellas sociedades se fueron sucediendo y, más allá de seguir practicando la transmisión oral, el papel y la tinta jugaron un papel destacado en esa aventura.
La china antigua, Mesopotamia, los griegos clásicos, los clérigos medievales, … en muchos lugares a lo largo de la historia se intentó expresar este arte sutil, estos sonidos trenzados por humanos en piedras, en hojas de papel o en archivos digitales.
¿Qué es la notación musical?
Por notación musical entendemos cualquier método o sistema de signos escritos que representen las cualidades básicas de los sonidos musicales.
Por ello, la nota (notación) y sus dos parámetros esenciales, la duración y la altura, han sido siempre el objeto de atención principal de esa representación.
Aunque, con el tempo, otros atributos de los sonidos musicales como la dinámica o el tempo encontraron también formas de representación gráfica para indicar ese tipo de información referida a obras concretas.
El principal método que se utiliza en la actualidad es lo que conocemos por partitura.

Cada partitura consta, al menos, de cinco líneas horizontales, el pentagrama, junto con las notas musicales y sus atributos y otras anotaciones adicionales, destinadas a representar música instrumental o vocal de cualquier tipo.
Elementos de las partituras
Vamos a hacer un rápido repaso por los signos más habituales que podemos encontrar actualmente en una partitura.
Las notas
La nota es el elemento esencial de una partitura musical. Representa el sonido básico y consta, al menos, dos características que le van a dar su valor concreto: la duración y la altura.
Duración
La duración de cada nota se suele indicar con las llamadas figuras rítmicas o musicales.

La redonda, blanca, negra, corchea, semicorchea, etc … van a asignar a cada nota su duración relativa en cualquier canción o pieza instrumental.
Cada figura rítmica tiene, además, su equivalente en una duración de silencio.

Con las figuras musicales podemos reconocer una duración relativa de cada nota. La duración real de cada una dependerá también del compás y el tempo de la pieza o la sección musical en que se encuentre.
La métrica
Cada pieza musical organiza su desarrollo sonoro en base a secuencias más o menos recurrentes, con sus pulsaciones y sus acentos característicos, y para representar esta información se utilizan los compases musicales.
En la partitura, unas líneas verticales o barras van a delimitar cada compás y, junto con la indicación del tipo de que se trate, 3/4, 4/4 u otros, sabremos cuantas unidades de tiempo musical abarca el espacio entre ellas.
El tempo de cada pieza aparecerá al principio de la partitura, sobre ella, y cada vez que cambie durante algún pasaje musical.
Se indicará, habitualmente como un valor numérico y una figura musical, siendo el número la cantidad de pulsaciones por minuto y la referencia para el resto de las figuras de obra o el pasaje.
Altura
La altura, es decir, lo grave o agudo que sea un sonido musical, se indicará con la posición que ocupe cada nota en el pentagrama.
De igual forma, estamos hablando de alturas relativas , ya que su sonido real puede estará condicionado por la clave y la armadura de la partitura, que indicará el tono de la pieza y si alguna o varias notas están alteradas respecto de su sonido estándar.
Y cada figura musical sonora tiene su símbolo equivalente para indicar la duración de los silencios que sucedan durante el desarrollo de las obras musicales.
Claves
La primera indicación que encontraremos a la izquierda de cualquier pentagrama es la clave. Este símbolo, que puede ser una clave de Sol, de Fa o de Si, marcará qué nota es la que aparece escrita en cada línea y espacio.

Alteraciones
A menudo nos encontramos con unos símbolos especializados en señalar que una nota ha alterado su altura respecto de su sonido habitual o del que estaba teniendo por defecto durante el transcurso de una pieza musical.

Un sostenido hará que la nota a la que acompañe suene un semitono más alta y el doble sostenido, un tono más alta.
Un bemol hará lo contrario. La nota a la que acompañe sonará un semitono más grave y el doble bemol, un tono más baja.
El becuadro anulará, cuando aparezca, cualquier alteración que se haya establecido anteriormente a la nota que acompañe.
Armaduras
Otros signos o anotaciones que encontramos en las partituras musicales son las llamadas armaduras o armaduras de clave.
Estos bemoles o sostenidos tienen la misión de indicar en qué tonalidad esta escrita esa canción o pieza musical. Con otras palabras, qué notas van a estar habitualmente alteradas durante la obra respecto de su sonido «original» o «natural».

En el ejemplo, la clave de Sol sin alteraciones indicará que la composición que le sigue esta en Do Mayor o La menor, su relativo. La armadura con un solo bemol, indicará la tonalidad de Fa Mayor o Re menor. Los dos bemoles, Si bemol Mayor o Sol menor. Un único sostenido, nos informará que la obra o ese pasaje, al menos, está en Sol Mayor o Mi menor. Y los dos sostenidos, Re Mayor o Si bemol menor.
Este sistema, como el resto de signos, tan sólo están dando unas indicaciones al intérprete para que tenga la mayor claridad posible acerca de la música que va a tocar o cantar.
Intensidad, expresión y técnicas de ejecución
Otras características musicales que se pueden indicar en una partitura hacen referencia a cómo debe interpretarse esas notas escritas.
Los indicadores de intensidad serán, por ejemplo, p (piano) es decir, suave o, f (forte), intenso.
Los indicadores de expresión o expresividad, intentan describir el ánimo o sentimiento que debe evocar la interpretación de esa música.
La velocidad de ejecución puede venir expresada como adagio, moderadamente lento, o vivace, por ejemplo, que significaría bastante rápido y ligero, entre muchos otros.
Las alteraciones del tempo durante la interpretación de una obra también tienen sus signos distintivos para indicarlo. Rallentando nos informará que el tempo debe ir disminuyendo, por ejemplo. Y accelerando, indicará, lo contrario.
Otros sistemas de notación musical actuales
Pero, con la riqueza y variedad de las partituras, también llegó la complejidad. Por ello, otras formas de representar gráficamente los sonidos musicales han ido apareciendo con diverso uso y aceptación.
Cifrado
Otra forma de escribir información musical en cualquier soporte que se pueda leer es el llamado cifrado musical.
Este sistema simplemente indica el nombre de los acordes que acompañan a la melodía, habitualmente en estilos o géneros de música popular.
Muy a menudo, se utiliza, además, el llamado cifrado americano, donde la letra A es la nota La y el acorde de La Mayor, B la nota y el acorde Si, etc … hasta completar las siete notas por todos conocidas en la música occidental.
Tablaturas
Finalmente, tenemos que mencionar las tablaturas.

Se trata de una representación gráfica de donde se deben colocar los dedos en un instrumento en lugar de hacer referencia directa a las notas musicales.
El uso más habitual se aplica a la guitarra, con una tablatura de seis líneas que reproducen las seis cuerdas de una guitarra estándar.
Conclusiones
Los humanos no dejamos de tener ambiciones de todo tipo. Tal vez, una de las más admirables sea estos intentos de preservar cantos de nuestros antepasados, a lo largo de los siglos, por medio de la escritura musical.
Para ello, los diferentes sistemas de notación ofrecen una forma de almacenar esa información esencial de las canciones y las obras musicales, sin tener que confiarlo todo a la memoria colectiva, que finalmente es, realmente, la frágil memoria de los propios humanos imperfectos.
Si no conocemos estas representaciones simbólicas, no tenemos porque temerlas ni tampoco idealizarlas. Todas ellas son útiles y valiosas en la medida en que nos ayuden a cantar, a tocar un instrumento o compartir cualquier experiencia musical.
Aunque no son absolutamente necesarias, por supuesto, y podemos disfrutar de las melodías y los ritmos y el rico tejido de los instrumentos y las voces sin ellas. Podemos continuar con la vieja tradición oral, con el escuchar y repetir, con el preguntar y obtener alguna respuesta.
Sea como sea, cantemos, escribamos canciones, movamos nuestros cuerpos al ritmo de la música que queramos, que nos alegre o que nos estremezca, que nos consuele o nos rebele, más allá de los símbolos, como una simple respiración con sentido, como algo real y valioso en este mundo de sombras y espejismos.