La relación entre la imaginación y la escritura de canciones con letra es muy estrecha. De hecho, la creatividad y la imaginación son fundamentales para poder componer canciones con letras que transmitan emociones y mensajes a través de la música.

Por lo tanto, vamos a hablar de la mítica imaginación, la fuente desde donde se supone que brotan las ideas, la cuna de la inspiración, etc …, del imaginario, que no es tan conocido y de la relación que se establece entre ellos en las canciones.
Vamos allá.
La imaginación
Cuando estamos embarcados en cualquier tarea creativa es común esperar que entre en acción lo que llamamos la imaginación.
Y, como es habitual que cada cual tenga una visión de lo que puede ser esa dimensión misteriosa, eso que fluye o se retuerce hasta producir ideas y demás, vamos a intentar proponer una definición en la que apoyarnos para seguir adelante con el programa.
Según nuestra amiga la Wikipedia:
La imaginación (del latín imaginatĭo,-ōnis) es un proceso creativo superior que permite al individuo manipular información generada intrínsecamente con el fin de crear una representación percibida por los sentidos.
Y sigue …
Buff, demasiado complicado. Vamos a intentar decirlo de una forma más sencilla.
Quedémonos con lo esencial.
Proceso creativo, manipular información y crear una representación.
Primero hablaré de la información, de esa sustancia que circula por nuestras mentes y que es susceptible de ser manipulada.
¿Y cuál es esa información? Pues la manera más fácil de decirlo es toda nuestra vida.
Sí, me refiero a nuestra biología, a nuestra historia pasada y presente, a cualquier cosa que deje su huella en nuestro ser. Ese es el material básico que vamos a manipular con nuestra imaginación.
Esa manipulación es, en el fondo, el mismo proceso creativo, en el que también vamos a usar nuestra experiencia, la que tengamos, mientras llevamos a cabo esa tarea que llamamos composición. Pero el proceso creativo puede ser también imitación, inspiración consciente, deducción y una variada lista de estrategias, según la costumbre o las circunstancias de cada momento.
Y finalmente, el producto o el resultado de ese proceso y esa manipulación es la representación, algo concreto que será cada uno de los componentes y el conjunto de nuestra expresión.
Eventualmente, además, con esos elementos armaremos algún tipo de comunicación, por ejemplo, con las imágenes, situaciones, personajes y demás figuras que pueden aparecer en el texto de la letra de una canción.
Bien. Todo esto está más o menos claro pero, realmente, lo que habitualmente llamamos una persona muy imaginativa, personas que cualquiera de nosotros puede conocer, no tiene porqué ser alguien que quiera o pueda crear canciones.
Por lo tanto, la imaginación que tengamos o seamos capaces de poner en acción, para lo que aquí nos interesa, tiene que estar enfocada en la escritura de canciones, en lo que llamamos el propósito y en el tipo de contenido, técnica y estructura que necesitamos para armar nuestros cantos.
Una cierta sensibilidad o inventiva melódica, rítmica y armónica, y, además, un gusto determinado por las palabras, las ideas y los conceptos, ya sean narrativos o evocativos. Este tipo de intereses o cualidades.
Sigamos.
Entonces, por un lado, Aquí tocamos algo de lo que ya hablamos en su día, las figuras literarias, en concreto, las imágenes.
Recordemos que una imagen retórica es una especie de metáfora que relaciona o identifica algo real con un referente figurado (la imagen), por ejemplo, su ego parecía una montaña, o aquella luz me recuerda a un dolor antiguo.
Las imágenes son una herramienta habitual a la hora de desplegar nuestra imaginación en textos que evocan emociones, situaciones o ideas.
Aunque hay otras opciones, otras estrategias y trucos verbales para construir un relato o discurso en la letra de una canción que remiten, de una forma u otra, a ciertos asuntos particulares o colectivos que podamos comprender y, quizás, incluso en los que reconocernos.

Imaginación y realidad
Bien. Más o menos, nos podemos hacer una idea de lo que debe ser la imaginación y uno de los puntos tradicionalmente conflictivos con ella es su relación con la realidad.
Porque lo real es otro concepto delicado como filósofos y demás estudiosos de cualquier época saben muy bien.
Simplificando muchísimo este asunto, podríamos decir que la realidad o lo real estaría directamente relacionado con lo exterior a los individuos y que se puede percibir mediante los sentidos.
Pero entonces nos toparemos con otro tema espinoso como es la percepción, lo que sucede en nuestro interior cuando los sentidos, captan algo exterior, y los interiorizamos.
Si, además, añadimos otros conceptos como la realidad subjetiva, por ejemplo, todo este asunto se nos va ya de las manos, y como este no es un espacio para profundizar en temas ontológicos o filosóficos, vamos a encuadrarnos en algo manejable y accesible para que estas controversias no nos detengan ala hora de escribir canciones.
Si asumimos que las canciones son originalmente productos de la imaginación pero que se despliegan, vuelan y acaban llegándonos a través de los sentidos, comprenderemos cómo lo real y lo imaginario se conectan, se retroalimentan y se proyectan hacia el futuro con nuevas obras y propuestas compositivas.
Podríamos decir que la literatura, en general, y las letras de las canciones, en particular, pisan a menudo esa zona difusa entre lo real y lo imaginario, precisamente para ser más efectivas y poderosas, para penetrar nuestras defensas o precauciones y conectar con creencias profundas, con recuerdos conscientes o inconscientes y lugares comunes que un grupo de personas reconoce como reales aunque puedan tener buena parte de ilusión o fantasía en ellos.
Podemos ver a los productos de la imaginación como un punto de encuentro entre la ficción y la no ficción, por usar términos de la esfera literaria, un lugar donde lo imaginario puede percibirse como algo completamente real, aunque tan sólo sea por un periodo de tiempo limitado, y lo real puede sumergirse en algún tipo de trance o ensoñación que lo hagan parecer casi irreal.
Y ese depósito de elementos reales con un potencial evocador es lo que conocemos como imaginario.
El imaginario
Bueno.
Ya está bien de teoría y de conceptos. Es hora de ver a la imaginación en movimiento, produciendo ideas y estímulos en la escritura de canciones, por ejemplo.
Por fin llegamos al imaginario o, casi mejor, los imaginarios, como veremos enseguida.
El imaginario es el conjunto de imágenes, escenarios y demás que aparecen en los textos literarios y que, por un lado, evocan significados particulares o colectivos, y por otro construyen otros nuevos.
Entonces, el imaginario de una canción country tradicional, los personajes, los escenarios, cualquier imagen o representación que aparezca en ella, remitirá a ese marco, a esa tradición que le da …
Cowboys, llanuras, revólveres, caballos, …
Una canción trap, en cambio, mostrará parques, calles o callejones, jóvenes buscándose la vida en pequeños negocios, tal vez compra venta de sustancias y peleas urbanas, por ejemplo.
Esto es tan típico que, cuando un artista, compositora o compositor, pretende hacer evolucionar un género musical es habitual que intente cambiar o enriquecer de algún modo ese imaginario característico como, por ejemplo, cuando las canciones Folk añadieron a sus escenarios rurales tramas y problemáticas que se desarrollaban específicamente en las ciudades.
Esto cuando nos refiramos a géneros musicales bien definidos, pero, si pensamos en una o un compositor independiente o en intérpretes que componen y no se limitan a unas coordenadas estilísticas o de género determinadas, podemos llegar a encontrar tanto aquellos que regresan recurrentemente a decorados y ambientes bien definidos, como otros que van cambiando el entorno y el contexto imaginario de sus canciones con el paso del tiempo.
Por poner un ejemplo, un letrista puede tener una preferencia por evocar el espacio, los planetas, universos y estrellas para explicarnos las historias de sus canciones pero estas referencias astrofísicas pueden adaptarse tanto a composiciones que podríamos considerar acústicas o pop o metal o experimental o cualquier otra etiqueta musical que se nos ocurra.
El imaginario entonces es un recurso que a menudo aparece como preferencia de quien escribe ciertas canciones o letras y al mismo tiempo como un detalle más que lo define como el artista o grupo que es y lo hace más reconocible, tal vez, para el público o su audiencia.
Conclusiones
Pues bien. Todas estas cuestiones imaginarias intervienen decisivamente en el proceso creativo y configuran algunas de las características de la letra y de la canción en su conjunto.
Entonces, y para ir terminando, cuando escribimos canciones es muy común que utilicemos un tipo de escenarios, de personajes, de referentes que realmente existen y experimentamos personal y colectivamente para armar nuestras letras.
Puede ser que, si practicamos un género musical concreto como el metal gótico, casi nos veamos casi obligados a proponer espacios y tramas tenebrosas, pero si el mismo contenido sonoro o uno parecido explora otras temáticas o escenarios en sus letras, quizás estaremos asistiendo al nacimiento de un nuevo género, subgénero o estilo y, por lo tanto, a nuevas posibilidades expresivas que posiblemente no se podrían haber conseguido por otros medios.
En realidad, la historia de la música y las canciones ha sido en buena medida una historia de impureza, de mezclar y buscar contrastes, de subvertir los géneros hasta crear otros nuevos.
Los imaginarios se han ido reutilizando en contextos compositivos inesperados y de esa manera, las posibilidades expresivas se han ampliado y la novedad y la sorpresa han contribuido a llamar la atención de las nuevas generaciones.
Ese es un camino posible para escribir canciones, una alternativa a seguir profundizando en los tópicos de un género musical ya establecido o de las costumbres y referentes de una autora o autor.
En fin, los imaginarios, lo que explícitamente escuchamos y casi vemos en las canciones, algo importante para saber qué estamos haciendo y qué podemos llegar a hacer, la imaginación desplegando sus magia combinatoria y encontrando gemas donde, en ocasiones, nadie se había atrevido a mirar.