La música Folk bebe de la antigua tradición de las tonadas de los hombres y mujeres humildes, de las canciones de trabajo, de las desdichas y aspiraciones de aquella gente que sobrevivía en condiciones difíciles, en cualquier época.

La historia del Folk. Orígenes del género
También llamada Música folclórica contemporánea, el Folk moderno es un estilo musical desarrollado generalmente en entornos urbanos, pero heredero de músicas rurales y formas folclóricas, que reunía en sus canciones asuntos, ritmos y melodías de carácter popular y reivindicativo.
En este contexto, la música Folk estaba al servicio de un colectivo, de una idea compartida por una comunidad o una clase social con problemas comunes.
Este fenómeno artístico, aunque con raíces profundas en lo comunitario, en la tribu, era conducido por los llamados «cantautores»: los cantantes que escribían sus canciones.
Canción protesta, cantautores y cantautoras
Como su nombre indica, eran autores o autoras e intérpretes de sus propias composiciones, aunque también era muy habitual que tocasen canciones de otros autores o adaptaciones de melodías conocidas.
En la tradición de los trovadores y juglares de la Edad Media europea, los bardos de los pueblos norte, las canciones de trabajo y de guerra o las asociaciones sindicales, entre otras, los cantautores reunieron esas aspiraciones populares, las preocupaciones y problemas cotidianos de la gente humilde en sus canciones.
Temas habituales en ellas eran el pacifismo, amor o el desamor, las injusticias sociales y las múltiples carencias de la vida de las clases más desfavorecidas.
Folk norteamericano
En los años 1950 y 1960, siguiendo el modelo de la música tradicional que había llegado a América por los inmigrantes europeos, se popularizó ese tipo de canciones sencillas y reivindicativas como parte del ambiente contestatario de una buena parte de la clase trabajadora del país.

Tras la estela de Joe Hill, Leadbelly, Woody Guthrie y Pete Seeger, aparecieron, entre otros, Joan Baez y Bob Dylan liderando el género y la protesta social que representaba la lucha por los derechos civiles y la dignidad de todos los seres humanos, independientemente de su raza, sexo o condición social.
La nueva canción
En Latinoamérica, de igual forma, la creciente industrialización, las malas condiciones de vida de los trabajadores en las ciudades y los regímenes políticos dictatoriales provocaron una respuesta musical en todo el continente.
Desde Argentina, donde siguiendo a Atahualpa Yupanqui aparecieron Mercedes Sosa o Armando Tejada en el llamado Movimiento del Nuevo Cancionero; o Uruguay, con Alfredo Zitarrosa; pasando por Chile, desde Violeta Parra a Víctor Jara; o Brasil, con Chico Buarque utilizando los ricos ritmos del país o, también, Cuba donde Silvio Rodríguez o Pablo Milanés impulsaron la Nueva Trova, hasta México y otros países latinoamericanos, los cantautores y cantautoras Folk llevaron las denuncias sociales y los sentimientos de la gente de a pie a los escenarios, los discos y las manifestaciones.

El Folk en Europa
La música Folk también surgió en Europa en la década de 1960, con un papel equivalente a los géneros latinoamericanos y estadounidense.
Con antecedentes en la Segunda Guerra Mundial como «Bella ciao», canción popular italiana utilizada como himno por la resistencia antifascista, e incluso anteriores, como las canciones sindicalistas, fueron apareciendo en prácticamente todos los países del continente variantes de la canción protesta Folk.
También llamada «canción de autor», se desarrolló con las peculiaridades de cada país y convirtió el modelo de la canción protesta en uno de los pilares de sus composiciones.
En Francia, Édith Piaf, Georges Brassens, Jacques Brel o Léo Ferré practicaron este tipo de música combativa y dieron también un amplio espacio en ellas a las relaciones sentimentales, la sátira y el humor.
En España, Chicho Sánchez Ferlosio o Paco Ibáñez, los catalanoparlantes Raimon, Lluís Llach, Ovidi Motllor o Joan Manel Serrat, y muchos más en otras regiones, como los colectivos Ez Dok Amairu, Voces Ceibes o el Manifiesto Canción del Sur, obtuvieron popularidad y éxito comercial mezclando protesta, ironía y asuntos sentimentales.

Jose Afonso en Portugal, por ejemplo, Ewan MacColl en Gran Bretaña, junto a las ricas tradiciones musicales de Irlanda y Escocia, Fausto Amodei, entre otros, en Italia o Mikis Theodorakis en Grecia fueron algunos de los artistas que utilizaron en algún momento la canción protesta Folk como forma de expresión.
La música folclórica contemporánea
Paralelamente, apareció una corriente del Folk moderno que no participó de igual manera, explícitamente, como agente reivindicativo y de denuncia social.
Esta modalidad del Folk hizo su camino enfocada en recuperar y adaptar la música tradicional folclórica a las posiblidades técnicas que ofrecía el siglo XX, con un mayor interés en la música instrumental y las danzas.
Con el tiempo, este concepto o tendencia es la que ha terminado por asociarse con el término música Folk, y la vertiente más contestataria evolucionó e fue impregnando otros géneros como el Rock, la música Pop o el Hiphop y algunas otros.
Las letras en la música Folk
Las palabras y el mensaje son protagonistas en la escritura de las letras de las canciones Folk. El amor, las relaciones humanas y el mensaje reivindicativo o de denuncia constituyen las temáticas principales de este estilo y, a diferencia de la mayoría de los otros géneros, dejan a la música en un papel secundario, de acompañamiento.
Además, este cuidado especial por lo verbal, a menudo lleva a esas canciones a buscar algún tipo de sofisticación, digamos, poética para elevar todavía más su impacto y su efectividad comunicativa.
Era habitual citar o directamente poner melodía y acompañamiento a textos de poetas cuyas obras encajaran con los propósitos del estilo. Además, muchos cantautores o cantautoras tuvieron un recorrido literario independiente de su faceta musical.
La música en el Folk
El aspecto musical en las canciones Folk no era lo más importante y, por ello, a menudo ha sido criticada a lo largo del tiempo en ese aspecto. Como he dicho, ese no era su principal foco de atención y es lógico que tuviera una presencia limitada en las canciones de este estilo.
Cada género, en realidad, al conformarse como tal, hace lo mismo y destaca unos elementos de sus composiciones sobre otros para adecuarse al objetivo o función personal o social que pretende alcanzar.
El Folk, además, era ideal para un tipo de instrumentación y armonización sin grandes demostraciones técnicas o adornos innecesarios, ya que era un estilo que pretendía ser accesible para grandes audiencias sin una educación musical refinada o culta.
La melodía podía tener algún momento de protagonismo, al estar ligada a la letra, y a veces se permitía algún giro musical para enfatizar alguna palabra o parte determinada, para hacerla más memorable, pero siempre con discreción y medida.
El acompañamiento con pocos instrumentos o uno sólo, especialmente la guitarra, y arreglos musicales sencillos eran muy habituales. Eran el marco o el fondo o el ambiente de las canciones, mientras la letra y la melodía concentraba toda la atención.
El Folk después de la protesta
Con el tiempo, la música Folk como artilugio de lucha social y política, como ya he comentado se fue diluyendo y los mensajes de protesta colectiva o revolucionarios fueron apareciendo en otros géneros o subgéneros musicales, especialmente, el Rock, el Hip hop, la Música mestiza o algunas estilos llamados Músicas del mundo.
Las Músicas del mundo o World music, es un término musical contemporáneo creado a fin de reunir en un concepto amplio toda la música tradicional o folclórica, la música étnica y otros géneros locales presentes en las variadas culturas del mundo, para el gran público.
Tiene una relación muy estrecha con la globalización y sus consecuencias comerciales: intenta presentar como un todo las muy variadas formas de expresión musical en las comunidades, a menudo, menos conocidas o explotadas por la industria musical.
Como se puede ver, el Folk no ha dejado de estar, después de tantos años, entre nosotros.