Cuando hablamos de arte o de cualquier actividad relacionada con la creatividad es habitual pensar en la inspiración, en poderes mágicos o asuntos semejantes. Ese toque sobrehumano que desde muy antiguo se ha asociado con las ideas y las invenciones humanas ha llevado a muchas personas a tener una imagen distorsionada del trabajo artístico y la creación en sí misma.

Vamos a ver hasta qué punto todo esto es cierto y si podemos ser creativos sin la ayuda de la magia y las musas.
¿Qué entendemos por creatividad?
Primero nos vamos a centrar en la palabra creatividad y en el concepto mismo de crear. Por lo común, se suele ligar la invención o la creación de algo con lo novedoso que sea o, al menos, que parezca ser.
Si percibimos una obra como algo ya conocido, como una repetición en alguna medida, difícilmente vamos a atribuirle una gran dosis de creatividad. Si percibimos lo contrario, aunque desconozcamos que es una copia de algo ya realizado, es muy posible que pensemos en la maravillosa y especial inspiración que la ha hecho posible.
Por lo tanto, la subjetividad de nuestra percepción y, especialmente, el bagaje o conocimientos que tengamos de la música o el arte en cuestión influirán decisivamente en nuestro juicio sobre si algo es muy o muy poco creativo.
La creatividad en las canciones y la música
Si vamos a lo que aquí más nos interesa, componer música y canciones, encontramos la misma tendencia a asociar el talento, las buenas ideas o la genialidad de los autores y autoras a asuntos innatos, misteriosos y, en cualquier caso, oscuros y casi imposibles de dominar.
¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de que la inspiración y la rutina no se llevan bien, que las grandes ideas aparecen en momentos especiales, inesperados, cuando ellas quieren y no cuando las necesitamos o queremos invocarlas?
Y, si nos dedicamos a este tipo de asuntos, si queremos crear nuevas canciones, por ejemplo, ¿qué podemos hacer?

Las rutinas creativas son la realidad
Para desvelar ya de lo que estamos hablando hay que decir bien alto aquello que se atribuye a Picasso: «La inspiración me encuentra siempre trabajando«.
Esta es la verdad y la auténtica realidad de miles de músicos y escritores y escritoras de canciones. La dedicación, el estudio, el ensayo, el acierto y el error, todas esas situaciones cotidianas de las personas que ocupan su tiempo en tareas creativas son el auténtico alimento de las buenas ideas, del sentido artístico, de la artesanía con sentido, del valor mismo de las obras, en definitiva.
No hace falta ser Picasso ni Mozart ni Dylan. Cualquiera de nosotros, si queremos producir, mejorar y llenar de significado tanto nuestras composiciones como el trabajo mismo de crear, debemos comprometernos con ello, ponernos manos a la obra, empezar y terminar obras, estar orientados y entregados a esta actividad tan especial sin excusas, sin dudas, hasta donde seamos capaces de llegar.
La inspiración no vive en el vacío, ni en el ocio infinito, ni va avenir a despertarnos en medio de la noche si no la hemos llamado antes.
Elementos de una buena rutina
La realidad es que las actividades creativas necesitan más o menos lo mismo que otros trabajos sin ese glamour. Insistencia y atención, también conocidos como hábitos o rutinas.
Para ir al grano, debemos identificar unas pocas cosas importantes a la hora crear un hábito que nos conduzca a crear más y mejores obras: los objetivos, el tiempo y el espacio.
1. Objetivos
Para determinar claramente nuestros actos, lo que vamos a hacer efectivamente un día cualquiera con nuestra vida, es muy útil establecer objetivos concretos y dentro de nuestras posibilidades a corto plazo.

Si no sabemos el punto en el que estamos y a dónde nos dirigimos o queremos ir, sencillamente vamos a dar vueltas y más vueltas hasta agotarnos.
Establecer una dirección, un proyecto pequeño, realizable y enfocarnos en cumplirlo es una estrategia efectiva que nos va a motivar, además, a continuar adelante con nuevas metas.
No me refiero, en principio, a grandes objetivos. Podemos tener una visión a medio plazo como componer canciones para completar un disco, por ejemplo, pero en lo que tenemos que enfocarnos es en escribir la primera canción.
2. Tiempo

Para que esos objetivos se vayan cumpliendo hay que reservar un tiempo, un horario, unos momentos determinados en los que vamos a ir directamente a cumplir la etapa o la meta que tengamos entre manos y no otros asuntos.
Reúne el máximo tiempo que puedas y divídelo en parcelas concretas. Si tu objetivo incluye varios asuntos directamente relacionados los más importantes irán primero y también les dedicaremos más tiempo que a las otras.
Si el objetivo principal es componer, primero la composición y después, por ejemplo, practicar tu instrumento o estudiar música o artistas relacionados.
Además, hay que poner un límite para cada tarea. Comprometernos a tener una canción completa en una tres días, o cinco, o una semana como máximo, nos va a poner en un estado inmejorable para aprovechar el tiempo, ser eficientes y aprender a tomar decisiones sin darle mil vueltas antes a cada detalle.
Antes de empezar determina ese límite, durante el proceso, recuérdalo y, por supuesto, cúmplelo.
3. Espacio
Otro asunto importante es el espacio de trabajo. ¿Dónde vas a estar cuando escribas esas canciones o practiques un repertorio o es objetivo que tengas comprometido?
Necesitas un espacio preparado para trabajar de ante mano. No podemos perder el tiempo en montar y desmontar nuestro espacio de trabajo, el material tiene que estar listo y accesible.
También necesitaremos un lugar sin distracciones, tranquilo, si es posible, y también, libre de interrupciones de cualquier tipo. Haz lo que tengas que hacer para lograr ese espacio.

Conclusiones
Una vez más, si realmente queremos hacer esto, queremos mejorar, queremos producir obras de arte, aunque suene un poco pretencioso, si tenemos esa ilusión o propósito, hay que poner los medios. Porqué si no es así, no hay que preocuparse de este asunto. Dedicarás momentos, ratos cuando puedas o cuando quieras y será lo que llamamos un hobby, un entretenimiento sin más. Que también esta bien, ojo.
Los mitos acerca de la creatividad y el arte son tan antiguos. Es cierto que es una actividad especial, no es algo absolutamente mecánico, o no debería serlo, aunque sí tiene sus mecanismos, sus lugares comunes, sus repeticiones, … es una actividad humana, en definitiva, y a los humanos las costumbres nos encantan, parece que hasta cierto punto, las necesitamos. Por lo tanto, vamos a tenerlas en cuenta y a ponerlas a trabajar para nosotros, vamos a conducirnos en la dirección que queramos y no dando rodeos o hacia cualquier lado.
Y no olvides lo más importante.
No esperes más.
Enfoca, organízate y hazlo.