Todo el mundo parece ser muy moderno. Vivimos el presente con intensidad y, a menudo, creemos que lo nuevo realmente acaba de aparecer misteriosamente sobre la faz de la tierra, como un milagro, como algún tipo de magia inexplicable. La música y las canciones que se componen hoy en día parecen tener ese halo sobrenatural, también, pero hay algo detrás de ellas, dentro de sus mecanismos, algo mucho más antiguo de lo que creemos.

Hablemos de la música tradicional y del folclore.
¿Qué es la música tradicional?
Si tuviésemos que definir de alguna manera la música tradicional, podríamos decir que consiste en el conjunto de composiciones y prácticas musicales de carácter popular que se han ido transmitiendo a través del tiempo, generación tras generación, por vía oral.
Es decir, se trata de canciones y músicas que, mediante la imitación, la repetición y la memoria, han pervivido y evolucionado durante siglos, hasta la actualidad.
Se suele remarcar, además, el peso de lo étnico o local en esas melodías y ritmos, así como que forman parte de la identidad y el sentido de pertenencia de pueblos, regiones geográficas o comunidades humanas alrededor de todo el mundo.
Hay que resaltar, también, que las músicas tradicionales suelen tener una función determinada en el colectivo social en la que se crean, ya sea en ceremonias o ritos religiosos o paganos, en acciones comunitarias e individuales o en labores cotidianas como cantos de trabajo, por ejemplo.
¿Qué es el folclore?
El llamado folclor, folklore o folclore, es un término de origen inglés (folk = pueblo, y, lore = saber o conocimiento) que hace referencia al conjunto de expresiones culturales que se producen en el seno de un grupo determinado de personas.
Incluye las tradiciones arraigadas en esas comunidades, los cuentos, leyendas, mitos, danzas o artesanías y, también, la música o los cantos tradicionales de ceremonias o celebraciones, por ejemplo.

La música folclórica o tradicional, en principio, se recibe, se practica y se transmite mediante la interacción cotidiana de esas personas que viven en común y no a través de un proceso de aprendizaje académico.
Pero, a pesar de ello, en muchas instituciones públicas y privadas, se pueden conocer y adquirir buena parte de los conocimientos de estas músicas y sus costumbres, técnicas o enfoques característicos.
William John Thoms (1803-1885), escritor e investigador británico, está reconocido como inductor del término «folklore».
Este concepto, además, aparece en ocasiones bajo otras expresiones tales como música regional, música étnica, música típica, música folk o , sencillamente, música popular.
El Folk
Desde el punto de vista musical, lo que conocemos actualmente como música folclórica se ramifica en distintas manifestaciones y formas.
Además del Folk moderno, que tuvo un papel protagonista entre los géneros de la música popular en algunos periodos del siglo XX, especialmente, los bailes y canciones antiguos de regiones de distinto tamaño y población han seguido practicándose en alguna medida , a menudo, asociadas a fiestas y celebraciones periódicas.
Conceptos como la World Music o música de Fusión, como etiqueta genérica, también contribuyeron a una mayor difusión de estas músicas autóctonas en una escala internacional, aunque su principal objetivo fuera el beneficio económico de las discográficas y editoras.
Ejemplos de música tradicional o folclórica que, eventualmente, han conseguido un reconocimiento y una cierta promoción son el flamenco, la música balcánica, el fado, el son cubano, el qawwali pakistaní o el raï de Argelia, entre otros.

La música tradicional y los géneros modernos
Aunque la música popular o tradicional, a menudo, se ha separado de la música culta o la religiosa o, incluso, de lo moderno, la verdad es que todas las músicas disponibles en cualquier época o comunidad se han influenciado unas o las otras.
Por poner un ejemplo, en la Edad Media, la música religiosa de los monasterios y la profana de los castillos y las villas fueron retroalimentándose en el desarrollo de la polifonía, por nombrar un detalle significativo, aunque cada contexto se prestara a ser más o menos estricto con sus usos y prácticas.
En el mundo moderno, esto sigue siendo así.
Más allá de etiquetas como la música mestiza, campañas de marketing musical o declaraciones reivindicando influencias de culturas minoritarias en composiciones actuales, el hecho es que prácticamente cualquier estilo o género musical tiene algún rasgo o resto de prácticas musicales de algún lugar.
El rasgar de una guitarra en una producción musical con sintetizadores y cajas de ritmos, o los mismos patrones de esa caja de ritmos pueden remitir tranquilamente a músicas tradicionales.
Y no sólo eso, sino que géneros musicales claramente autóctonos como el Reggae o la Bossa Nova, entre otros, han conseguido contagiar e influir en todo tipo de propuestas musicales y canciones por todo el mundo.

Conclusiones
La música y las canciones son artefactos especiales.
Lo sabemos por experiencia propia, sin duda, cuando las escuchamos y conectamos con ellas … y con su pasado.
Pero cuando pensamos en su historia y comprobamos la vitalidad que en casi cualquier época o lugar han tenido, la variedad y atrevimiento de muchas de las formas que han adoptado, es fácil entender que la composición musical es un territorio de expresión y de libertad.
A pesar de los periodos de represión y censura o de las grandísimas dificultades que han atravesado generaciones y generaciones de humanos, la maquinaria creativa y comunicativa ha seguido alumbrando melodías nuevas, ritmos de todo tipo, armonías y demás maravillas, mientras se seguían escribiendo canciones para aliviar el dolor, celebrar las alegrías y conectar lo individual con lo colectivo, convirtiendo la existencia humana, tantas veces absurda, en algo con valor y sentido.
¡Vivan todas las músicas!