Unos le llaman revolución digital, otros metaverso y algunos «lo de siempre» con otra forma. No importa. El caso es que las nuevas tecnologías han cambiado buena parte de las costumbres y maneras de hacer en nuestro día a día. La música y las canciones no han sido un caso especial, sino que han sufrido una serie de transformaciones que han afectado a su creación, grabación, distribución y negocio, profundamente.

Veamos algunas características importantes que internet y las nuevas formas de comunicación han adoptado las canciones y su vida entre nosotros.
Antes de Internet
Durante miles de años, los humanos escribieron y cantaron canciones para celebrar, para llorar, para trabajar, para tantas cosas … Y aquellas canciones necesitaban alguien que las cantara, tal vez, incluso, un instrumento musical y todo sucedía en el exacto momento en que se escuchaba cada interpretación.
Con el paso del tiempo, se intentó complementar la tradición oral, la repetición y la memoria con la notación musical, símbolos que representaban de distintas formas aquella información sonora, aquellas letras y la relación que se establecía entre ellas en cada composición.
Más tarde, la imprenta llevó a la notación musical a muchos más lugares que los antiguos manuscritos, el conocimiento y la práctica musical se extendió cada vez más.
En el siglo XX, inventos como el gramófono o la radio hicieron que el alcance de las canciones y las composiciones musicales de todo tipo se ampliara todavía más, con el añadido de que ya no hacían falta cantantes ni músicos para escuchar cualquier obra y con tan sólo una grabación en vinilo, por ejemplo, y un aparato reproductor podías sentirte inmerso en experiencias musicales variadísimas.
Y el siglo XXI, por si todo esto fuera poco, ha provocado un nuevo cambio radical en algunos aspectos relacionados directamente con las canciones y la música, gracias a las tecnologías digitales.
Veamos algunas de ellas.

Composición de canciones
Componer canciones o crear música de cualquier tipo, tradicionalmente era una actividad académica o, al menos, ilustrada, que requería conocer algunas técnicas y recursos como la escritura musical, por ejemplo, o un ejercicio de improvisación y educación del oído, basado en las tradiciones de transmisión oral de las piezas populares.
Con la aparición de programas informáticos y aplicaciones capaces de, por ejemplo, sintetizar los sonidos y manipularlos, o muestrear grabaciones en lo que se conoce como sampling musical, el simple juego con archivos y procesos digitales podían conducir a composiciones musicales nuevas, sin la necesidad de poseer apenas conocimientos musicales clásicos.
Grabación de canciones
La grabación de canciones es otro de los procesos que han sufrido una completa transformación en unas pocas décadas.
El protocolo MIDI, las librerías de sonidos, el sampling, los secuenciadores electrónicos o los programas de grabación de audio digital (DAWs) hicieron posible, entre otras cosas, que se pudieran grabar canciones y música en entornos domésticos con una calidad prácticamente profesional.
Los llamados Home studios permitieron grabar en tu propia casa o e una habitación modesta y los grandes y caros estudios de grabación del siglo XX han quedado como una opción más que como una necesidad a la hora de producir música y canciones.

El resultado de esas grabaciones ya no eran objetos únicos, llamados masters, sino que consistían un sencillo archivo de audio en alguno de los formatos disponibles ( .mp3, .wav, .raw, .aiff, .ogg, etc … )
Difusión musical
Además, y por si fuera poco, las nuevas tecnologías digitales ofrecieron nuevas posibilidades para dar a conocer esa música y esas canciones.
Radios online, redes sociales, sitios web y demás programas y aplicaciones hicieron posible que desde esa misma habitación donde se había grabado una canción se pudiera mostrar a todo el mundo que dispusiera de una ordenador, un dispositivo móvil y conexión a internet.
El entramado de intermediarios que la industria musical había armado durante el siglo XX, la radio tradicional, la televisión y otros medios de comunicación, ya no eran absolutamente necesarios para que una propuesta musical encontrara a su audiencia potencial.
Un perfil en alguna red social o plataforma de videos, una canción en un servicio de streaming o una radio digital y una web de un grupo o artista podían ser suficientes para mostrar las composiciones, la interpretación y la imagen de cualquier cantante o banda al mundo entero.

Como veis, algo nunca visto y completamente imposible en los siglos anteriores, que obligó a que todo cambiara en el mundo de la música.
Venta y consumo de canciones
Y todavía más, aunque parezca increíble.
El último eslabón del negocio musical relacionado con las obras grabadas, es decir, la venta de copias, también sufrió, y de qué manera, las consecuencias de la digitalización de nuestras vidas.
Una vez más, la fabricación, distribución y venta de composiciones musicales y canciones ya no necesitaba máquinas que fabricaran, vinilos, casetes o discos compactos, ni camiones y furgonetas que transportaran las copias, ni tampoco tiendas físicas donde mostrarlas y venderlas.
Imaginad qué transformación tan bestial, qué cambio de modelos comercial tan extremo en un par de décadas y las consecuencias que tuvo para muchas empresas y profesionales del sector.
Seguimos en aquella misma habitación donde se compuso, se grabó y se dio a conocer una canción y, desde ese mismo lugar, de pronto, era posible ponerla a la venta en una tienda online, en un servicio de streaming o en tu propia web.
Prácticamente sin intermediarios, o al menos, no los tradicionales, con un simple archivo de audio, aunque, lógicamente, la accesibilidad y la facilidad de copiar estos archivos, hizo que su valor cayera en picado y que la venta de música digital se convirtiera realmente en promoción musical y gancho para vender otras cosas (conciertos, merchandising, etc …).

Conclusiones
En fin, como ha quedado claro, internet y las nuevas herramientas y posibilidades de comunicación basadas en lo digital ha supuesto una serie de cambios muy importantes tanto en la parte creativa de los procesos de escribir, grabar, difundir y comercial con música y canciones, como en nuestra forma de acceder a ellas.
Nos guste más o menos, esto es una realidad que podemos comprobar día a día, hora a hora y minuto a minuto.
Los dispositivos móviles, los programas y aplicaciones cada vez más sofisticadas, las nuevas herramientas que se van inventando y lo que irá apareciendo en el futuro que hoy ni siquiera imaginamos, han continuado esa especie de tendencia que parece conducir a la música a un espacio cada vez más amplio y variado.
Hoy en día, tener un sitio web donde mostrar nuestras composiciones, utilizar el correo electrónico para comunicarnos y hacer contactos de todo tipo o tener una cierta presencia en las redes sociales o los medios digitales es prácticamente una obligación si queremos existir y que podamos ser descubiertos por nuestro público futuro, por ejemplo.
No podemos ignorar Internet y lo que ofrece sin pagar las consecuencias, en forma de invisibilidad, por ejemplo, así que, tranquilamente, veamos qué nos pueden aportar y cómo podemos hacer oír nuestra voz en esa nueva dimensión moderna.
Piensa en ello, escribe canciones y no te aísles. Simplemente, encuentra un sitio donde estés cómodo y pasa a la acción en este mundo digital en el que nos ha tocado vivir.