El Reggaetón ha sido el primer gran género musical latino del siglo XXI, con su marcado y sencillo ritmo característico. Ha conquistado a un público variado a escala internacional, con una propuesta centrada en el baile y las peripecias de los jóvenes de los barrios latinos pero, como todo, no ha aparecido de la nada.

Historia del Reggaetón. Orígenes
El origen del Reggaetón (o Reguetón) se suele ubicar en Panamá en la década de 1970, impulsado por el Reggae que la comunidad jamaicana había llevado hasta el país centroamericano y que allí comenzó a cantarse en español.
Pero hasta inicios de la década de 1990, cuando Edgardo Franco «El General», considerado el «padre del Reggaetón», obtuvo algunos éxitos como su versión de «El Meneaito» o «Muévelo», y popularizó aquellos ritmos pegadizos y divertidos, que siguen bailándose en fiestas populares casi tres décadas después.
Y aunque nació en Panamá, de nuevo, se puede decir que el Reggaetón se desarrolló en Puerto Rico, años más tarde, gracias a artistas como Vico C o Big Boy y discjockeys como DJ Negro o DJ Nelson, en la década de 1980.
El ritmo característico del Reguetón fue producido y grabado por primera vez por los DJs de Dancehall jamaicanos Steely & Clevie a principios de la década de 1990. Toma su nombre de una canción producida por Bobby Digital e interpretada por Shabba Ranks, titulada «Dem Bow«, de su álbum «Just Reality», publicado en 1991, que ayudó a popularizar y difundir el estilo.
El mismo ritmo básico que se utilizaba en las composiciones musicales Dancehall se emplea también en el Reguetón, aunque por lo general con un toque distinto. Este ritmo es acentuado por una combinación de corcheas en 3-3-2, complementado por bombos en tiempo 4/4 con estilos de Dancehall y Raggamuffin.
El ritmo dembow destacó por primera vez en la canción «Poco Man Jam» del cantante jamaicano de Dancehall Gregory Peck, en 1990. El patrón del tambor y percusión se crea a través de una caja de ritmos y se concreta en diferentes riddims o pistas instrumentales con elementos ejecutados por un sintetizador.
En Puerto Rico, aquel Dancehall en español encontró al Hip hop y, su filosofía callejera y reivindicativa, encajó con aquel ritmo caribeño perfectamente. Las problemáticas urbanas de la juventud latina eran las mismas que las de los raperos afroamericanos de Estados Unidos y la musca bailable era el vehículo ideal para mover ese descontento y esas ganas de una vida mejor, casi, a cualquier precio.
Entre los primeros raperos más influyentes se suele mencionar a Tempo y Vico C, que pusieron las bases del discurso verbal del Reggaetón, con su orgullo de barrio y sus aspiraciones festivas, con esa manera excesiva y enérgica de explicar sus historias y lanzar sus mensajes, con ese sello especial en la escritura de las letras de sus canciones.

El triunfo del Reggaetón
El hecho de que el Reggaetón sea, en la práctica, de algún modo, una forma de Hip hop, fue la clave a la hora de poder abrir las puertas del éxito en Estados Unidos y en el mundo entero para esta expresión de la cultura latina, aunque no fue algo tan fácil al principio.
Mientras el Reggaetón iba creciendo en las calles, los medios establecidos lo consideraban demasiado vulgar y lo veían como una moda pasajera. Poco a poco, revistas especializadas en la música urbana como «In the House Mag», en 1996, o estaciones radiofónicas como la emisora Mix, en 1999, o Latino Mix 105.9, en Nueva York, fueron programando aquellas canciones políticamente incorrectas, con su música directa y sus letras no menos explícitas, nocturnas, sexuales y festivas .
Su popularidad se disparó hasta dominar la escena musical de la primera década del siglo XXI con el surgimiento de los máximos representantes «reggaetoneros» puertorriqueños: desde el primer ‘boom’ de «La gasolina» de Daddy Yankee hasta Don Omar, Wisin y Jandel o Nicky Jam.
A partir de entonces, el género se extendió rápidamente por los medios de comunicación de masas, las salas de baile e incluso las fiestas populares de medio mundo.
Influencia y omnipresencia
Llegó un punto, en algún periodo de aquella década, en que daba la sensación de que toda canción bailable con algo de aroma latino era un Reggaetón. Parecía casi obligatorio para muchos artistas escribir canciones con ese ritmo.

Infiltrándose en artistas Pop con orientación al baile, incorporando secciones cantadas alternando con las rapeadas, estribillos, hooks y cualquier elemento de la música mainstream el Reggaetón fue apareciendo en los repertorios de los artistas más inesperados.
Bajo la forma de colaboraciones o feats entre reggaetoneros y cantantes de estilos más o menos cercanos o directamente añadiendo el conocido patrón rítmico del Reggaetón en sus nuevos temas, una gran cantidad de figuras ya establecidas en el mercado internacional mojaron sus labios en el nuevo estilo.
Luis Fonsi, básicamente baladista hasta entonces, junto a Daddy Yankee lanzaron en 2017 el que, hasta el momento, es el mayor éxito a nivel mundial de una canción de Reggaetón.
Siguen apareciendo nuevas figuras del estilo, con nuevas influencias, como el colombiano J Balvin y la sombra del Reggaetón se sigue alargando.

Nadie sabe hasta cuándo resistirá ese maldito ritmo, esa máquina de hacer bailar, en nuestros oídos y nuestras vidas.
El tiempo dirá.