La expresión «música latina» ha ido cobrando más protagonismo en el panorama mundial, debido, especialmente, a que las y los artistas que cantan en español cada vez aparecen en más eventos y lugares donde antes tan sólo se escuchaba el inglés.
Con mayor o menor presencia de los ritmos tradicionales de distintos puntos de América latina, las últimas generaciones han ido conquistando el espacio comercial y popular con cada vez más fuerza.

Veamos el origen de este fenómeno y algunos de los protagonistas, así como los distintos estilos y características.
Emigración latina y canciones
Como es sabido, el sistema esclavista llevó a muchísimos africanos a poblar el continente americano y, en Estados Unidos, años más tarde, eso condujo a la irrupción de la música negra en la música comercial del país y también en el resto del mundo.
Del mismo modo, la emigración constante de la América hispano-hablante ha provocado, algunas generaciones más tarde, la aparición y aceptación de ritmos suramericanos, más o menos transfigurados, en medios de comunicación masiva y en su influencia internacional.
Lo que durante generaciones, fue una música de barrio en muchas ciudades estadounidenses que habían traído consigo las personas emigrantes en su viaje, fue poco a poco ganando terreno en el llamado mainstream, o corriente principal y centro de la industria musical.
¿Qué entendemos, entonces, por música latina?
La música latina es la etiqueta que reciben el conjunto de ritmos latinoamericanos que han triunfado de algún modo entre el público general y, sobre todo, en la industria musical norteamericana y, digamos, el gusto internacional en los últimos años.
Bachata, vallenato, cumbia y un largo etcétera de estilos procedentes de distintos países sonaron durante décadas en las comunidades latinas y, puntualmente, tuvieron repercusión internacional en alguna medida.
Si durante el siglo XX artistas como Antonio Machín, Celia Cruz o Buena Vista Social Club, entre otros, tuvieron sus momentos de gloria, el alcance de su éxito comercial fue limitado, en parte, por el modelo físico de negocio e entonces, así como por las limitaciones de la difusión y la publicidad a escala mundial.
Carlos Vives, Shakira o Juanes fueron algunos de los artistas latinoamericanos que traspasaron sus fronteras en alrededor del cambio de siglo y, de alguna forma, abonaron el terreno para las nuevas músicas y músicos que ya en el siglo XXI han irrumpido en las listas, radios y streamings en todo el planeta.
El reggaetón, tal vez como punta de lanza, con sus múltiples matices, abrió definitivamente una brecha comercial en Estados Unidos, que siendo el principal productor y exportador de música en el mundo, hizo que se abrieran las puertas para triunfar en, prácticamente, todas partes.
El ritmo, la actitud y la protesta
Aunque el origen o la raíz de las músicas latinas actuales se encuentre en las tradiciones folclóricas de las regiones del sur, en muchos casos un origen rural, lo que conocemos como música latina en su forma y proyección mundial se considera una música urbana, ya que se ha desarrollado en barrios de ciudades, en gran medida.

La conexión puertoriqueña, especialmente, con su estatus de territorio no incorporado pero sí asociado a Estados Unidos, fue protagonista con Daddy Yankee, por ejemplo, en la penetración comercial de la música latina.
Siguiendo la evolución del, a veces, llamado Hip hop caribeño, añadiendo un flow característico derivado del uso del idioma español y caminando al compás del famoso dembow se conformó una base sólida para que reguetoneros y otros elementos fueran encontrando el punto justo de originalidad, exotismo y accesibilidad para el gran público.
Para el público norteamericano, el elemento rítmico, la novedad en sí misma, el potencial de baile y la actitud desinhibida resultaban tentadoras y, con Miami y sus productores y mezcladores como canal de entrada, ajustando el sonido de esas nuevas propuestas al gusto mayoritario, resultó en una seducción prácticamente inevitable.
Para los artistas, por su lado, la reivindicación de sus orígenes y de sus derechos como ciudadanos de primera, con bastante peso político a menudo en sus temas, daba una fuerza y una credibilidad a sus figuras como representantes de millones de personas reales de aqueloos rincones del mundo.
Y no podemos olvidar el componente estético y visual, que iba de la mano con la música e integraba igualmente lo Hip hop, lo sencillamente Pop y los coloridos y peculiares estilos latinos.
Artistas latinos internacionales
Como hemos dicho, desde bien antiguo, la huella latina ha estado presente en los géneros populares nacidos en Norteamérica.
El Jazz, el Rock, el Pop y otros géneros musicales tuvieron representantes de habla hispana y recibieron influencias en lo musical con aportaciones distintivas.
A lo largo del siglo XX, la Bamba, Santana, Los del Río y algunas otras canciones y artistas tuvieron éxitos en el mercado norteamericano, pero no pasaron, en cierta forma, de ser excepciones aisladas.
A finales de siglo, con Gloria Stefan, Ricky Martin o Shakira, entre otros, aumentó la presencia latina en los medios de comunicación y el consumo de ese tipo de música por audiencias angloparlantes y del todo el mundo hasta que, ya en el siglo XX, con la canción «Despacito» de Luis Fonsi y la consolidación de las llamadas músicas urbanas, la música latina, en su enorme variedad, empezó a hacerse omnipresente.

Calle 13 y Residente, después, J Balvin, Bad Bunny o la misma Rosalía, entre muchos otros, han ido sumando éxitos y autoridad tanto a sus propias propuestas musicales y su repercusión comercial de cada uno como al conjunto que conocemos como música latina.
Conclusiones
En fin, lo latino está de moda, como se suele decir.
Especialmente los géneros que han adoptado elementos Hip hop o características de Pop contemporáneo, han ido teniendo cada vez más presencia e importancia en el entramado comercial de la música y su popularidad se ha extendido por todo el mundo.
Con sonidos contemporáneos, influencias Trap, por un lado, o de la música negra en sus múltiples formas, los estilos latinos se han infiltrado en casi cualquier plano relevante de la música actual. Con toques vanguardistas o duros, a veces, y con recursos de músicas locales o emotividad tradicional, lo latino sigue imparable y vital en su paso por la cima del negocio musical.
Nos guste más o menos, el hecho es que nunca se había escuchado tanta música moderna en español a lo largo y ancho del mundo.
Sea como sea, escribamos canciones, como las sintamos, como resuene en nosotras y nosotros este mundo loco que nos ha tocado vivir.
Lo que dure o lo que quede sólo el tiempo lo dirá.