Una idea para una canción. A veces no la encontramos. Otras veces brotan imparables como un manantial. Parece que no hay forma de controlarlas.

Las ideas pueden ser salvajes o dóciles y, en cualquier caso, han sido y son veneradas y temidas por cualquiera que viva de la creatividad, que necesite expresarse artísticamente o que solucione problemas como el aburrimiento o la falta de sentido.
¿Qué es una idea?
La realidad es que las ideas cargan con el peso de ser las fundadoras de casi todo, el principio del principio, la semilla mágica que crece y se convierte en cosas maravillosas.
Pero, si pensamos un poco en ello, nos daremos cuenta de que una idea no surge de la nada, del vacío, aunque muchas veces no seamos capaces de explicar exactamente cómo o de dónde salió.
Si seguimos con la metáfora de la semilla, entendemos rápidamente que ella procede de un fruto, de otra entidad, de otras cosas anteriores. Además, para prosperar y crecer necesita algo de cooperación. Tierra, sol, agua, un clima adecuado, por ejemplo.
Hay mucha superstición y fantasía rodeando a las ideas pero son algo mucho más cotidiano de lo que creemos. Están ahí, frente a nosotros, y el problema, a menudo, es que no reciben la atención suficiente y no les damos su oportunidad.
Vamos a ver las etapas más importantes que afectan a las ideas.
Antes de la idea
Entonces, no es difícil ver que la producción de ideas depende casi completamente del ambiente, de las circunstancias que se den, de lo atentos y dispuestos que estemos para reconocerlas y tratarlas como tal.

En un contexto artístico o creativo, como es escribir canciones, por ejemplo, esas circunstancias, ese ambiente incluye varios elementos.
La lectura, el dibujo, cualquier práctica creativa y, en general, las actividades que estimulen nuestra imaginación y nos inviten a asociar ideas, van a nutrirnos de información y nos pueden ayudar a afinar nuestro pensamiento artístico.
Pero uno de ellos es común a todo el mundo, está permanentemente disponible y no hay que hacer nada especial para acceder a él. Me refiero a la vida.
Sí, la vida de las personas es uno de los elementos esenciales para tener ideas. Y, si estás leyendo esto, entonces puedo asegurarte que estás vivo o viva. No debemos menospreciar esto, ya que es la fuente primordial de toda creatividad.
Y no importa la vida que tengas, no depende de ningún escenario vital en particular. En cualquier tipo de existencia encontraremos el material y la sustancia de que están hechas las ideas.
Otro elemento clave para tener ideas, en general, e ideas para canciones, en particular, es la motivación, el foco, el propósito.
¿Porqué voy a hacer canciones? ¿Y porqué esta canción en concreto?
Las respuestas a estas preguntas son una fuente de inspiración en sí mismas, una guía en el camino creativo, una brújula en la jungla de la imaginación.
Hacer cosas de forma automática está bien, es útil en muchas situaciones. Pero, saber porqué estamos haciendo algo determinado, la razón o razones que nos llevaron a estar en esta situación tan especial, componiendo una canción, nos va a ayudar en varios momentos del proceso.
Tener ideas para canciones significa estar enfocado en ello. Estar atento a lo que pasa a tu alrededor y a qué puede tener el potencial para generar canciones.
Y significa también, ser consciente de qué cosas son importantes para ti, de qué vibra en ti y qué te estremece.
Todo esto precede a la idea de una canción y es lo que hace posible que éstas aparezcan.
Las ideas en las canciones
Vale. De acuerdo. Muy bien. Entonces, finalmente, ¿qué son las ideas de las canciones?, ¿cómo las reconocemos?, ¿qué aspecto tienen?

La definición más repetida, probablemente, hace referencia a algo concreto que representa algo más general.
Según esta visión, la idea será un hecho, sentimiento o circunstancia particular que tendrá relación con alguno de los grandes temas de la humanidad: la vida, la muerte y el amor.
Es una forma de ver este asunto.
Para aportar otro enfoque, diré que las ideas para las canciones son cualquier cosa, cualquier detalle, verbal, musical o de otro tipo, que sea capaz de reunir a su alrededor al resto de elementos necesarios para armar una canción completa, con sentido.
Una carta o un mensaje de texto puede ser el principio de la letra de una canción. Un silbido despreocupado mientras paseamos puede convertirse en una melodía y acabar siendo la música de una nueva canción.
Después de la idea
Y cuando ya tenemos una idea, un generador de otras ideas relacionadas, entonces empieza el desarrollo de la canción.
Y, sorpresa, ¿qué vamos a necesitar? Sí, lo habéis adivinado: más ideas.
Como ya he comentado más arriba en este texto, una idea no está sola en el universo. Surgió de otras ideas, convive y necesita de otras ideas y viajará hacia el futuro entre muchas otras ideas.
Lo especial que puede tener esa primera idea es que, sobre todo, fue la primera. Fue la excusa o la puerta, por ella se canalizó todo lo que vino después. Pero hay que tener en cuenta que esas otras ideas pueden convertirse en cualquier momento en ideas primordiales, en generadoras ellas mismas de su propio mundo, de su propia canción.

Cuando estás escribiendo canciones, o en un estado creativo e cualquier tipo, es muy habitual que las ideas vayan y vengan, y se generen unas a otras y, lo que inicialmente era un complemento pase a ser protagonista de su propia historia, es decir, para lo que aquí nos interesa, la génesis de una nueva canción.
Conclusiones
Por lo tanto, no hay que preocuparse demasiado por las ideas. Están por todas partes. En cambio, sí que es importante estar en buenas condiciones para verlas, para reconocer en algo, a veces, trivial, en aquello que aparentemente no tiene importancia un brillo especial, una gema escondida, un tesoro en potencia.
Y sí, es cierto, hay días de todo tipo. Hay momentos más inspirados, hay bloqueos creativos, hay aciertos y errores, hay gustos y opiniones: hay muchas cosas. Pero no debemos ponernos nerviosos ni forzar demasiado las cosas. Si ponemos los medios necesarios las ideas vendrán a cortejarnos, nos pondrán su miel en nuestros labios y reconoceremos su sabor, su aroma y la antigua magia de las canciones sucederá una vez más.
Llámalas. Recíbelas. Cuídalas.
Escribe tu canción.