Una canción puede tener más de un estado, más de una forma durante su vida. Su aspecto externo puede cambiar y esas diferentes perspectivas de una misma canción pueden tener vidas ricas y paralelas sin ningún problema. Bienvenidos y bienvenidas al mundo de las versiones musicales.

Las versiones
En sentido general, una versión es cualquiera de las formas que puede llegar a adoptar una canción una vez escrita e incluso grabada y publicada, o también durante su proceso de composición.
El proceso de crear una canción nueva puede ser llano y placentero como un paseo en barca por el estanque o salvaje y accidentado como una tormenta, por decirlo así.
En el primer caso, que no es el más habitual, la idea de una canción surge y, sin mayores problemas, se nos ocurre algo concreto, un pedazo de la canción futura que, poco a poco, pero sin mucho sufrimiento, va atrayendo más y más detalles, músicas, palabras, secciones y, en más bien poco tiempo, consigue reunir todo lo necesario para considerarse una obra completa.

Esta forma de ir estirando de un hilo, esta clase de madejas, de flujos que se desarrollan sin dificultades extraordinarias suceden, de vez en cuando, pero muchas otras veces no aparecen ni llamándolas a gritos, ni rezando a las alturas, ni implorando su simple presencia.
Cuando algo tan maravilloso como eso no llega a ocurrir, sólo queda un camino, una forma de conseguir redondear nuestra canción, nuestra obra en proceso: el trabajo, las pruebas, los errores, la lucha contra el vacío.
En ese camino de espinas es donde, muy a menudo, empiezan a surgir las versiones, los finales en falso, las inseguridades, las variadas opciones con las que dar una obra por terminada, o abandonarla, en paz, a su suerte. Son las versiones, por llamarlas de algún modo, preliminares.
Una más rápida, otra más corta, una con más instrumentación, otra menos densa, distintos arreglos. Cualquier alteración que sufren las canciones, especialmente durante la parte final de su composición, pueden considerarse versiones, candidatas a ser la elegida, la versión original que conocerá el mundo.

A veces, de vez en cuando, algunas de estas tomas falsas, o experimentos fallidos o, sencillamente, apuestas que no llegaron hasta el final, aparecen accesibles al público como rarezas de los artistas y grupos más conocidos. A menudo, esas tentativas frustradas arrojan algo de luz acerca de qué pasaba por la cabeza o cabezas de los creadores en aquella época concreta, en aquel proceso compositivo determinado, más allá de cual de aquellos intentos fuera elegido como el mejor.
Además, los grupos y artistas con el paso de los años, en algún momento, quieran o les interese volver a grabar algún tema antiguo de su propio repertorio con otros arreglos, con una nueva apariencia. Sea esto un capricho, un interés genuinamente artístico o directamente económico, el hecho es que constantemente sucede este fenómeno al que, a menudo, se le llama re-versión.
Las covers
El caso de los covers es algo distinto. Consisten en versiones de canciones ya publicadas y, generalmente bastante conocidas, arregladas y grabadas por otros grupos o solistas distintos.
La clave para entender qué es una cover es que no solamente debe ser un producto musical diferente, aunque basado en un tema anterior, sino que, además, esta nueva versión, esta interpretación novedosa de aquel tema debe haber sido concebido e interpretado por otros músicos.
Un cover puede ser muy parecido, en realidad, y es comprensible, cuando escuchamos una supuesta versión casi calcada al original, preguntarnos si eso es una versión u otra cosa: ponle tu el nombre que prefieras.
Visto desde una perspectiva artística y musical, la gracia de hacer un cover o versión de otro grupo o solista es precisamente aportar algo nuevo, algo distinto del original, de explorar otros caminos, otros estilos musicales que esa canción, por su temática y características esenciales, podría haber tomado en otro tiempo o en otras circunstancias.
La difusión como limitación
Además de todo lo comentado, algunos medios de comunicación musical, algunas radios, algunos lugares donde se escucha música de un modo determinado, como, por ejemplo, las discotecas o los locales musicales, pueden imponer algunos requisitos para que cualquier canción o pieza musical se escuche en ellas.
Pueden limitar la duración, para que encaje en el ritmo de una radio comercial, por ejemplo, o su estructura, o pueden excluir los pasajes más tranquilos si un lugar de reunión y baile quiere tener un ambiente sonoro más intenso.
Los Dj’s o cualquiera que haga sonar música en un espacio, de hecho, va a tener el poder de alterar e incluso mutilar nuestras canciones, y lo va a ejercer probablemente sin ningún sufrimiento personal, según su criterio o en nombre del buen curso de la velada de que se trate.

Como veis, las formas en que una misma canción va a ser tocada, reproducida o escuchada son muchas y muy diversas, nos guste esto o no.
Versión o traición
Para mucha gente que escuchó una canción determinada con un arreglo y forma determinada, quizás en un momento determinado de su vida, o durante mucho tiempo, oír una versión distinta, un cover, de aquella puede percibirse como algo horroroso, como una blasfemia, como una completa traición.
La manera que tiene la música de meterse un nosotros, de impregnarnos, de llegar a formar parte de quién somos hace que, muchas veces, las nuevas propuestas sobre temas ya asimilados creen un cierto, o un gran, rechazo.
En otros casos o para otras personas , un cover puede llegar a mejorar al original, aunque pueda parecer algo imposible.
Casos como el de Jeff Buckley versionando el «Halleluyah» de Leonard Cohen, o Sinéad O’Connor el «Nothing comapres 2 you» de Prince, son algunos de esos en los que la versión, según a opinión general (y en el caso de Cohen, también de propio autor) ha superado al original.
Los covers como promoción
Un uso clásico de los covers es permitir a un solista, o artista joven, o desconocido darse a conocer interpretando una canción conocida a su manera, dando su versión de ese tema y mostrando sus cualidades musicales personales en ella.
Las redes sociales, los concursos de talentos o las veladas de micrófono abierto son alguna de las ventanas por donde los covers asoman y acostumbran a brotar como una fuente infinita.
Además, hay tantas maneras de hacer un cover.
A pesar de los problemas legales que pueden llegar a surgir por el camino, los derechos de autor etc … , los covers son un fenómeno imparable y no dejan de ser una ilustración de lo que son las canciones y la música: algo íntimo pero también colectivo, algo libre, algo para expresarnos y comunicarnos, algo para compartir.
Conclusión
Las versiones, nos guste o no, siempre han estado ahí, en algún lugar más o menos audible, y siguen estando y lo estarán el futuro.
Por un lado, son consecuencias normales de un trabajo, en este caso, de componer canciones. Surgen durante el proceso y seguirán apareciendo, más allá de que quede mucho, poco o ningún rastro de ellas.
Por otro, dado que una canción, durante su escritura y grabación, siempre podría estar adoptando formas nuevas, matices y colores, ligera o radicalmente distintos, el hecho de darla por terminada, por completa, por inmejorable, no deja de ser un abandono, un ya no podemos hacer más, un hasta aquí hemos llegado.
Por lo tanto, eso no impide que otra músico, cantante o grupo, convierta un tema original en el punto de partida para otra versión que, en algunos casos, como hemos comentado, pueda incluso llegar ser percibida como mejor.
Los covers y versiones, a pesar de todos los pesares, van a seguir estando con nosotros, probablemente, para siempre.