Recuerdas algo de una canción y no es su título, ni su intérprete, apenas un pedazo de melodía y , tal vez unas pocas palabras o un par de versos. ¿Qué es eso se recordamos antes que nada de una composición? Muy probablemente, estemos tarareando un estribillo o un fragmento de él. Esa es una de las misiones clásicas de un estribillo: que no podamos olvidarlo.

Vamos a ver qué y cómo son esas secciones mágicas y, a menudo, pegajosas, de las canciones.
¿Estribillos, coros, drops?
Como hemos dicho, si hay un elemento estructural en las canciones que destaca sobre los demás es el estribillo.
Y, a pesar de recibir distintos nombres (estribillos, coros, drops, …) consigue, prácticamente, que reconozcamos a una canción como tal y no como cualquier otro artefacto musical.
En realidad es una estrofa, un bloque o sección que aparece durante las canciones, pero se trata de una estrofa especial.
Además de cumplir, como el resto de las estrofas, con ser un grupo homogéneo de música y letra, casi siempre con algún tipo de rima, tiene algo que la convierte en un elemento especial: la repetición.
Aparece, de una u otra forma, en múltiples ocasiones a lo largo de la canción, y que, tanto verbal como musicalmente, resulta claramente reconocible.
Pueden ser apariciones idénticas o con leves alteraciones pero deben percibirse sin duda como un mismo pasaje que ya ha sonado en la obra y que, probablemente, volverá a escucharse en ella.
Y esa repetición fundamenta buena parte de los objetivos que persigue cualquier canción.
Veamos algunos de ellos.
Características de un estribillo
Si intentamos hacer una lista con los rasgos principales de los estribillos podríamos acabar con algo así:
1. Repetición
Como hemos dicho, la repetición es algo clave para muchos elementos musicales, verbales y artísticos, en general, pero tratándose de los estribillos, esta repetición suele tener un peso específico superior al resto.
Como la práctica demuestra, el estribillo, el coro o el drop o como queramos llamarlo, aparecerá no sólo de una manera recurrente sino también prácticamente idéntica.
Casi cualquier estrofa, la consideremos estribillo o no, tiene un grado de repetición, especialmente en el contenido musical, pero los estribillos tienden a ser más parecidos en sus repeticiones, a menudo, exactamente iguales en todas sus apariciones y, por ello, juegan un papel específico y distinto del resto de estrofas o elementos en la estructura de una canción.
2. Memorable
Esto nos lleva directamente a otra característica esencial de los estribillos: que sean memorables.
Tanto por el hecho de que se repitan varias veces durante una composición como por que suelan contener una información sintetizada de lo que ocurre en la canción, una especie de resumen o mensaje final o resolución de la historia, entre otras cosas, un estribillo casi siempre tendrá esa posición destacada que le convertirá en candidato número uno para que lo recordemos, por encima de cualquier otro detalle o arreglo.
Si queremos que se acuerden de nuestra canción, el estribillo es un lugar típico para intentar que eso suceda fácilmente.

3. Clímax
Para conseguir que este recuerdo suceda, esta capacidad extra para que se queden fijados en nuestras cabezas, el estribillo, muy a menudo, será el momento más álgido de toda la canción, tanto musical como verbalmente.
La melodía, muchas veces, contendrá notas más altas durante los coros, y de algún modo, contrastará bastante con el resto del contenido musical de la composición.
En cuanto a las palabras, los versos y en general lo que se está cantando en ella, igualmente el estribillo marcará una especie de punto final, de resolución, de intensidad máxima, y dará su sentido completo a la composición.
4. Brevedad
Suelen ser más cortos que las otras estrofas, o iguales, pero raramente más largos.
Iría en contra de su aspiración a ser recordadas, escribir un estribillo largo y lleno de detalles.
Aunque, en realidad, no hay nada prohibido en la creación musical o en la escritura de canciones, sí que queremos que funcionen, que sean fieles a su propósito, que las escuchen y que se acuerden de ellas, entonces, como dice el dicho, lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Por ello, un estribillo puede ser una frase corta, una expresión o incluso una sola palabra, sin ningún problema. Puede aparecer separada del resto o insertada estratégicamente con él, pero no tiene mucho sentido que hagamos un largo discurso y esperemos que los oyentes se acuerden fácilmente de él.
Un estribillo, musicalmente, puede ser unas pocas notas o un patrón rítmico mínimo e insistente o cualquier combinación de elementos concisos y claros.
5. Sencillez
Para acabar con estas características básicas de los estribillos, y siguiendo en la misma línea, podemos decir que, también comparativamente, estos suelen ser más sencillos que el resto de la música o, especialmente, la letra de la canción.
Normalmente, no meteremos una construcción gramatical compleja en un estribillo, ni una palabra que sólo se usa en ambientes eruditos o algo que sólo nosotros entendemos.
Si su función es que nos acordemos de él, el estribillo no dudará en presentarse de la forma más básica posible, con menos notas o notas más largas, o tal vez con resoluciones armónicas más claras.
Por la misma razón, por el mismo objetivo que persigue, la sencillez de un estribillo contribuirá a que se recuerde mejor, en general, y, aunque esto no es obligatorio y existen otras situaciones y otras soluciones dependiendo de la canción de que se trate, es muy habitual que lo más sencillo y accesible suceda precisamente en el estribillo.
Hasta aquí, algunas de las características principales de los estribillos, en cualquier tiempo y espacio, en cualquier género, ritmo o voz.

La música en los estribillos
Si nos fijamos por un momento, específicamente, en la música de los estribillos, veremos que la idea de contraste, de sección única y especial, se cumple casi siempre en el contenido melódico, armónico y rítmico de las canciones.
Puede cambiar de tono con mayor o menor brusquedad, de mayor a menor o a la inversa, por ejemplo, o aportar un contexto rítmico distinto y casi siempre más activo. De una manera u otra, el estribillo buscará sonar diferente del resto de la canción, más atractivo, por decirlo así, especial dentro de todo lo que se vaya a escuchar a lo largo de la composición.
Por todo ello, los estribillos suelen ser las secciones más reconocibles de cualquier canción y lo que, muy a menudo, recordamos en primer lugar de ella y cantamos al unísono con nuestros amigos.
La letra en los estribillos
¿Y qué podemos esperar de la letra en el estribillo?
Pues sí, exactamente lo mismo.
El origen de la misma palabra estribillo es poético, la repetición como intensificación, como reclamo, como algo subrayado, en contraposición a los otros versos que se cantan una única vez durante la obra.
Si estamos explicando una historia, unos hechos, el estribillo puede ser el momento introspectivo, cuando el narrador o el protagonista principal habla consigo mismo o cuando se hacen reflexiones más generales, que van más allá de esa historia concreta y se conecta la anécdota particular de una o varias personas con las vidas de muchas otras, es decir, los oyentes.
Si estamos redactando una descripción puramente personal o unas impresiones subjetivas sobre cualquier asunto, igualmente el coro o estribillo puede servirnos para salir de nuestra burbuja y ofrecer otra perspectiva distinta del asunto o asuntos que estemos tratando.
Contraste, en definitiva.

Conclusiones
En fin.
Después de siglos y siglos de canciones, de compositores y compositoras, de estilos y géneros variadisimos, el estribillo ha seguido cumpliendo su misión en la inmensa mayoría de los casos.
Con excepciones, por supuesto, pero con una presencia y protagonismo aplastante en miles y miles de canciones, no podemos dejar de considerarlo el pilar fundamental de estos fantásticos artefactos.
Cuando se llaman chansons, o tonadas o temas o como nos queramos referir a las canciones, esos coros o drops o estribillos continúan reuniendo a su alrededor a muchos otros elementos pero sin dejar prácticamente nunca de ser el centro de la fiesta, el destino casi inevitable de cualquier canción que quiera percibirse como canción y no como otro tipo de obra.
Aunque con el paso de los años, se han añadido otros elementos para conseguir o aumentar ese poder de seducción y de recuerdo, como los pre estribillos, los riffs o los famosos hooks, hasta sustituirlos incluso en algunos estilos, el estribillo continúa en buena forma y, especialmente las canciones con vocación comercial y de éxito económico, suelen tener al estribillo como el máximo reclamo, como la joya de la corona, como aquello que va a atraer a miles o millones de almas hasta sus carteras, sus mentes y sus gargantas.
En cualquier caso, si quiero escribir una canción, y aunque no busquemos el hit comercial al hacerlo, no es fácil prescindir de los estribillos a la hora de componer estos artefactos sonoros y dar un significado y una coherencia reconocible al conjunto.
Los estribillos, como el resto de elementos de las canciones, cumple una función, casi siempre la misma, como hemos visto, y lo que nos debe ocupar, más que preocupar, es que estén en la línea de lo que queremos expresar, que aporten lo que necesitamos de ellos en cada obra y no dejarnos llevar por esta o aquella fórmula que se supone que va a facilitar que la gente escuche nuestra composición y ya no pueda olvidarse de ella.
Una canción es, o debería ser, un todo, y una parte no va a ningún lado sin el resto.
Podemos y debemos hacer mil experimentos, por supuesto: esconderlos, retorcerlos, ignorarlos, situarlos en cualquier sitio inesperado, … lo que sea, pero un estribillo, finalmente, aunque sea importante y esperable, es en el fondo una pieza más del engranaje, una parte más de cualquier canción.
Hagamos estribillos. Los oyentes los están esperando consciente e inconscientemente. Y juguemos también con esa expectativa, ¿por qué no? Podemos presentarlos en primer lugar o retrasarlos muchísimo en el discurrir de la canción. Podemos transfigurarlos hasta que casi no parezcan estribillos.
Podemos hacer cien cosas distintas pero, por encima de todo, escribamos canciones.
Pocas creaciones humanas nos explican y nos conectan con esa fuerza, con esa comunión, con esa debilidad transformada en fortaleza, con nuestra experiencia personal, de pronto, mostrando el alma de comunidades enteras, con nuestra huella minúscula en este planeta resonando a través del tiempo.