Hoy vamos a hablar de expectativas, de proyectos, de ilusiones y de realidades. Para muchas actividades de nuestra vida cotidiana nos valemos de un tipo u otros de planificación, usamos el calendario hasta exprimirlo, muchas veces, encajamos lo que queremos en lo que podemos y así, si no hay grandes contratiempos, vamos completando nuestros objetivos.

Vamos a hablar un poco de los planes y las canciones, de la música y nuestros sueños relacionados con ella.
El valor de tener un plan
La verdad es que las actividades artísticas, especialmente, llevan a cuestas una larga historia de bohemia, casualidades e improvisación y parece que las cosas en este ámbito tengan que suceder de esta manera o no llegar a suceder nunca.
La imagen de muchos artistas, las biografías y la propaganda o marketing musical, muy a menudo se ocupan de dotar de ese halo mágico a las personas que participan o protagonizan eventos y obras musicales.
La realidad, en cualquier caso, es distinta, y tanto el esfuerzo que han tenido que hacer los creadores, creadoras e intérpretes para alcanzar su calidad o maestría artística como el entramado empresarial y económico que los envuelve en sus carreras reflejan unos hechos mucho menos glamurosos.
Planificación, inversiones, días y meses y años de trabajo, errores, fracasos y dificultades de todo tipo ocupan una gran parte de las vidas de las personas que trabajan en el sector de la creatividad, el arte y el entretenimiento.
Las cosas casi siempre son más normales, más duras e incluso más sórdidas que lo que se suele vender por las pantallas y los carteles.
Entonces, si queremos alcanzar objetivos, estar enfocados o en un asunto determinado y complejo, en un deseo o algo que queramos cumplir o realizar, ser realistas con nuestras expectativas y reducir el tiempo perdido y las decepciones, por ejemplo, qué podemos hacer?
La respuesta es bastante simple: Tener un Plan.
No va a ser fácil, de todas formas, casi nada lo es realmente, pero tener una dirección es mucho mejor que dar tumbos y vueltas sin rumbo o sin sentido.
Veamos, entonces.

Antes de trazar el plan
Supongo que estaréis esperando que empecemos con el plan, pero, antes de esto, necesitamos un ingrediente imprescindible, una guía que va a orientar todo el plan en su conjunto.
Antes de planificar debemos responder a una pregunta:
¿Qué queremos conseguir?
Puede que os suene obvio, o absurdo, o inesperado pero, en un primer instante tenéis que responder de la forma más concreta posible a esta pregunta.
¿Cuál es tu objetivo? ¿A qué punto quieres llegar?
¿Quieres grabar un single o un disco completo? ¿Quieres tocar con tu grupo en directo? ¿Quieres vivir de tus conocimientos musicales de alguna manera? O, tal vez, ¿quieres escribir canciones y conseguir ingresos con ello?
Sea como sea, necesitamos una respuesta, por marciana o imposible que parezca, aunque si es realista, mejor, y con ella nos pondremos a trazar el plan.
Pasos para concretar un plan
Bien. Entonces, empecemos por aclarar cómo es un plan, qué incluye y qué no.
Para ir directos al grano, podríamos decir que un plan consta, básicamente, de cuatro puntos.
- El Análisis
- La Evaluación
- La Estrategia
- Las Acciones
Veamos qué tenemos que decidir y hacer en cada una de estas fases.
El Análisis
En el análisis miraremos sinceramente nuestra situación actual, lo que tenemos y lo que no, lo que sabemos hacer y lo que no está entre nuestras cualidades o aptitudes, en este momento exacto.
Tenemos que identificar, si es necesario, con ayuda de nuestro entorno, cuales son nuestros puntos fuertes, nuestros recursos disponibles en el momento presente y también nuestras debilidades, en lo que deberíamos mejorar o lo que directamente no tenemos a nuestro alcance.
La Evaluación
En el segundo punto haremos una evaluación global de la situación, respecto a nuestros objetivos, es decir, señalaremos los problemas u obstáculos que nos hemos encontrado y todo lo que nos falta para avanzar y acercarnos a nuestro objetivo inicial.
Especialmente debemos identificar nuestro principal obstáculo, resolver que por encima de todo o en primer lugar, nos falta esto o aquello, no tenemos material, no nos conocen, no nos escuchan, …
La Estrategia
En tercer lugar, estableceremos una estrategia general para superar esos obstáculos o conseguir las piezas que faltan para ir completando nuestro recorrido.
La estrategia consiste en elegir la forma global, la dirección o canal que elegimos para ir llenando las carencias que tengamos.
Asociarnos, estudiar, invertir, especializarnos, publicitarnos, …
Este tipo de respuestas deben darse en esta etapa de la elaboración de un plan.
Las Acciones
Y en último lugar, detallaremos el plan concreto, las acciones exactas que pondremos en marcha para superar, al menos, la primera fase del plan.
De acuerdo con la estrategia, detallaremos las acciones que necesitamos poner en práctica para aprovechar nuestras fortalezas y/o para solventar nuestras debilidades.
Con quién nos asociamos, qué estudiamos y cómo, o donde invertimos, o en qué nos especializamos o dónde y cómo nos publicitamos exactamente, son ejemplos de las acciones que se tomarán en esta etapa del plan.
Seguiremos una prioridad en lo que tenemos que hacer, ya que probablemente nos falten varias piezas, estableceremos las fases de acción, su duración y la revisión y comprobación de resultados en una fecha concreta.
En esa fecha, ver si se ha cumplido los objetivos o no y definir por qué sí o no y continuar con la siguiente fase del plan de acción o rediseñar la fase no completada o el plan, si es necesario.
Esta forma de organizar un plan es una aproximación, tal vez bastante exhaustiva, a lo que son lo que llamamos genéricamente «planes» y puede parecer imposible de realizar pero, al mismo tiempo, es una forma de no mezclar una cosa con la otra, de tener claridad acerca de la situación en que nos encontramos y de los pasos que deberíamos seguir para llegar a la situación en que queremos estar.

Decisiones
La verdad es que tenemos que ser sinceros con nosotros mismos y pensar en lo que queremos hacer con nuestro tiempo, con nuestra vida, sino otros lo harán por nosotros.
Y hay que tomar decisiones, nuestras decisiones, y después ponernos en marcha y pasar a la acción.
Nos vamos a equivocar, probablemente, nos va a costar, y no hay garantías de antemano, seguro, pero, ¿cuál es la alternativa? ¿No hacer nada, dejarnos llevar por la situación, por impulsos puntuales?
No creo que sea la mejor opción.
Tomar decisiones no es algo distinto a otras habilidades. Se aprende haciéndolo.
Muchas personas no hemos sido educadas en la sana costumbre de tomar nuestras decisiones y ser responsables de nuestros actos.
Otros organizan nuestras vidas y, a menudo, nos encontramos adaptándonos a lo que se nos propone sin apenas poder modificar nada según nuestros intereses o, incluso, eliminando una gran parte de lo que nos hubiera gustado hacer o intentar con nuestra vida.
Conclusiones
En definitiva, un buen plan es mucho más que un plan. Como hemos visto, la acción, si no va precedida de análisis, de diagnóstico y de pensar en una estrategia, tiene todos los números para no funcionar.
Y tener un plan es algo más que útil para las actividades creativas y artísticas. Incluso planes a corto, medio y largo plazo. Planes que nosotros mismos fijamos siguiendo nuestros intereses y nuestras intuiciones. Planes que, si dejan de funcionar se cambian, se modifican o se adaptan a la nueva situación en que nos encontremos, a nuestro instinto creativo, a nuestras circunstancias vitales, a nuestros recursos, etc …
El valor de un plan es estar siempre en movimiento hacia el lugar correcto, el que hemos elegido, el que encaja mejor con nosotros en este momento de nuestra vida.
Un plan nos hace aprovechar mejor el tiempo, organizarnos con más eficacia, estar alerta y poner atención en los detalles, mantener la motivación y tener la sensación real de que nos estamos acercando a nuestros objetivos lejanos y realizando los más cercanos.
Si no tienes un plan te recomiendo encarecidamente que lo hagas.

Empieza, al menos, por poner en claro en tu cabeza lo que quieres para ti, escucha a tu corazón y a tus entrañas y llegad a un acuerdo.
Siéntate un rato tranquilamente, piensa en lo que te hace falta para llegar a esa situación, primero de una forma genérica, por ejemplo, necesito práctica, o alguien a mi lado, o que me escuchen, y después concreta una o varias formas de conseguirlo, aunque sea a pequeña escala.
Un largo viaje empieza con el primer paso, como reza el dicho. Un pequeño avance, seguido de otro y otro, en la dirección correcta, te llevará muy lejos y te acercará sin duda a aquello que deseas conseguir.
Sólo se vive una vez así que, vivamos nuestra vida y no la de otros.
No importa en el punto que te encuentres. Siempre es un buen momento para tener un plan.
O para hacerlo.
¿Cuál es tu plan?
¿No tienes ninguno?
Si es así, trázalo y llévalo a cabo.
Simplemente, hazlo.
Si tienes problemas con este asunto, o quieres mi ayuda para orientar tu aprendizaje o sencillamente te apetece hablar conmigo por videoconferencia, he habilitado un servicio de consultoría, asesoría, formación, o como queramos llamarlo, en la página de Asesoría/Consultoria.
Si sientes que no avanzas con tus conocimientos o tu proyecto musical, si quieres empezar y no sabes por dónde, por ejemplo, tal vez te pueda ayudar en temas como la escritura de canciones, música moderna o guitarra.
Échale un ojo y agendemos una cita.