La letra de una canción es un género literario. Aunque no te lo parezca, aunque pienses que lo literario consiste en escribir bien o de alguna manera sofisticada, la realidad es que no es así. Las letras de las canciones son literatura. Que sea buena o mala, ya es otra discusión distinta.

Recursos literarios
Los recursos literarios, también llamados figuras retóricas y de otras maneras, son entonces una parte importante en los textos de las canciones. Nos permiten expresarnos de muchas formas distintas, estilizar nuestro discurso o enfatizar el contenido de lo que queremos cantar, entre otras cosas.
Tal vez te suene a algo muy antiguo, algo pasado de moda o que ya no se usa. Bien, si es eso lo que piensas, siento decirte que no es así en absoluto. Estas figuras, estos recursos, estos efectos verbales, en definitiva, se escuchan por todas partes. Están infiltrados en el mismo lenguaje que utilizamos a diario y los usamos constantemente sin ni siquiera darnos cuenta.
Cuando decimos, por ejemplo: «la película no ha estado mal» en lugar de: «es una buena película» o «la película me ha gustado». Ese «no ha estado mal» es un recurso literario. Y, así, muchos más.
¿Qué es una figura literaria?
Bien. Entonces, ¿cómo podemos definir la expresión «figura literaria»?
Para no liarnos demasiado, diremos que son todas aquellas expresiones verbales que no se usan su forma simple o convencional y alteran algo en su sonido, en su orden, en su significado sin alterar el sentido original de lo que se pretende decir.
Es decir, cuando te expresas utilizando un adorno, un énfasis, una comparación o casi cualquier forma no llana y directa, probablemente estés utilizando algún tipo de figura o recurso literario.
Usamos las figuras literarias por varios motivos pero, básicamente, este tipo de adornos o desviaciones del uso de la lengua estándar nos sirven para enfatizar lo que queremos decir o explicar, para reclamar un extra de atención, para ser tal vez algo más convincentes o para transmitir con mayor fidelidad un sentimiento intenso, un relato o una idea.

Tipos de figuras literarias
Existen muchísimas figuras literarias. Para reducir un poco el campo de lo que estamos tratando, usaremos una clasificación general que engloba en dos grandes grupos el conjunto de las figuras literarias.
- Las que cambian su dicción
- Las que alteran su significado
Si al hablar o escribir, modificamos algo que altera la dicción o pronunciación normal o lingüísticamente correcta de una o varias palabras de una frase o expresión, estaremos usando alguna forma de retórica, de estilización verbal de este tipo.
Podemos transformar palabras, repetirlas, eliminarlas o cambiarlas de lugar.
Esta clase de alteraciones afectarán a cómo decimos lo que queremos decir. Algo cambiará en el discurso directo o literal y la forma alternativa que elijamos para expresarnos le dará uno u otro carácter al nuestro discurso, provocando, tal vez, una cierta sorpresa, un plus de atención en el lector o en el oyente.

Si las palabras modifican su significado habitual para expresar algo de un modo indirecto, exagerado lo habitual, probablemente estemos usando también alguna de las muchas figuras literarias que existen.
Cuando alargamos una frase innecesariamente, cuando acumulamos palabras o expresiones semejantes, cuando hacemos juegos de palabras o describimos hechos reales en escenarios imaginarios estamos utilizando esta posibilidad que nos da el lenguaje.
Manipulando las ideas y los significados podemos desplegar este tipo de figuras retóricas que provocan reacciones especiales, por decirlo así, en los cerebros de los receptores o receptoras del discurso o la letra de las canciones.
Ejemplos de figuras retóricas
Veamos unas muestras concretas de algunas de estas figuras.
En la canción de Bob Dylan «Like a rolling stone«, el mismo título es un símil, una comparación que se establece entre algo real, la situación de la protagonista de la letra y algo figurado, la piedra rodante.
Residente, en su tema «René«, usa la anáfora, la repetición de un elemento determinado del texto. Así, la repetición rítmica de determinadas palabras: «Ya no queda casi nadie aquí, a veces ya no quiero estar aquí, me siento solo aquí».
En “Por la boca vive el pez”, de Fito y Fitipaldis, la metáfora que relaciona la analogía o semejanza entre dos ideas: ‘ Tú eres aire y yo papel’; ‘Si me quedo a oscuras, la luz de la locura ven y alúmbrame’.
O en “Plegaria por un niño dormido ”, de Luis Alberto Spinetta, encontramos recursos literarios como la sinécdoque, que a partir de un elemento se abarca una totalidad (nombra la parte por el todo). Por ejemplo, “Donde el mundo es un chocolatín”.
Y muchos, muchos más. [ anáfora 😉 ]

Figuras y tropos
Técnicamente, cuando hacemos uso de alguno de estos trucos literarios y el sentido o significado original de lo que estamos diciendo cambia, no estaremos utilizando figuras literarias sino algo parecido que tradicionalmente se han llamado tropos.
Un tropo provoca que, una vez pronunciada o leída la frase o expresión de que se trate, lo que se da a entender es distinto de lo que se ha dicho.
Esto que puede sonar extraño o contradictorio, no sólo es posible, sino que es muy habitual.
Si pensamos en la ironía o la metáfora, fácilmente te pueden llevar a una situación de este tipo.
Si digo o escribo, en según qué contexto: «Sí, eres muy listo». Puedo perfectamente estar diciendo «no eres muy listo». Es sentido de la frase ha cambiado por completo y por lo tanto, si queremos ser fieles a las definiciones académicas, diremos que en este caso se ha utilizado un tropo.
Conclusión
De un modo u otro, el lenguaje y, especialmente, el uso que hacemos de él esta muy vivo, cambia constantemente, se amplía.
Las canciones, en particular, son un terreno ideal para su uso, en la medida que cada escritor o escritora de letras canciones necesite para cada tema.

Muchas veces, las palabras y las expresiones sencillas y claras son son suficientes para nosotros, por la razón que sea.
Si hablamos de emociones y sentimientos, constantemente sentiremos que no llegamos a ilustrar fielmente lo que sucede en nuestro corazón, cómo arde la sangre por nuestras venas, por ejemplo. Si os fijáis, ahora mismo he utilizado una figura literaria: «arde la sangre».
Es inevitable y es maravilloso. Las posibilidades son enormes y siempre podemos estar buscando una nueva manera de expresar cuestiones que nos afectan a todos, de una forma única o más personal.
Componer canciones es muchas veces la actividad perfecta para experimentar, para ser incluso excesivos con el lenguaje. Estamos ante un objeto artístico, prácticamente todo está permitido. Rodeada de música, la letra de una canción puede ser un festival de efectos literarios y no parecer exagerada. Dependiendo de nuestras intenciones, nuestro propósito y tal vez del género musical, podemos hacer todo lo que necesitemos, lo que nos pase por la cabeza o la garganta, lo que nos dé la gana.
Prueba estos recursos en tus canciones. Exprésate como quieras en ellas. Es un lugar de libertad como pocos.
Adelante.