Es un mito para muchas personas, algo reservado a unos pocos elegidos. ¿Es posible vivir de la música? Pero … ¿qué entendemos por música en este contexto?

Vamos a echar un vistazo a las posibilidades que existen en el mundo actual para ganarse la vida, trabajar y pagar las facturas dedicándose al mundo de la música en alguna de sus formas.
Requisitos
Si vamos al grano, lo primero que necesitamos para que alguien nos pague por hacer música o intervenir en cualquier acto musical es algún conocimiento.
Este saber, esta habilidad se puede adquirir en escuelas, con la familia, amigos o mentores o de forma autodidacta. No importa pero, obviamente, para tocar un instrumento, o escribir una canción o cantar, aunque tengamos un don para ello, tenemos que ser capaces de transformarlo en algo concreto, ya sea un proyecto musical, una oferta educativa o cualquier otro producto o servicio.
Necesitamos saber y saber que sabemos, es decir, estar convencidos de nuestros conocimientos, vencer el síndrome del impostor y poder comunicar eso que se agita en nuestro interior.
Entonces, para vivir de la música, primero hay que aprender algo, algo musical, y ser capaz de mostrarlo de alguna manera.
Con esto en mente, vamos a ver unos cuantos campos en los que esa gente que tiene alguna habilidad musical se gana la vida y, en ocasiones, hasta se siente realizada y es feliz.
Educación
Vamos a empezar por la educación, entendida ampliamente.
Es una salida habitual para los músicos, yo lo sé bien, dedicarse a enseñar a tocar un instrumento, o a cantar, o el lenguaje musical o la teoría, repertorio, etc … es decir ser profesora o profesor de música.
Esto puede realizarse en instituciones oficiales o no, con programas de educación reglada o no, en escuelas de barrio o con clases particulares, por ejemplo.
Hay muchas formas en las que los maestros y los alumnos se pueden encontrar, presencialmente, o mediante videos, audio o materiales de otro tipo. Todo el mundo accede al conocimiento por algunos referentes o guías, y esos son sus profesores, sus maestros, incluso en una educación musical desordenada o autodidacta.
Un trabajo antiguo como la humanidad, enseñar lo que sabemos a otros y permitir que la evolución, la consciencia y las posibilidades expresivas sean cada vez más variadas y profundas.
Un buen trabajo, aunque exigente si se hace bien, una aportación a las comunidades, a su presente y a su futuro.

Conciertos, actuaciones
Otra vía para ganar dinero a través de la música, es tocar o cantar en público.
Hasta la aparición de las grabaciones musicales y todos los formatos que se han ido sucediendo, discos, casetes, cd’s y archivos de audio además de los medios de comunicación de masas, para escuchar música alguien tenía que estar ejecutándola frente a nosotros.
No había otra opción y esta realidad duró siglos y siglos.
Actualmente, un concierto o una actuación en directo sigue siendo especial y, en buena medida, insuperable.
A todos los humanos de la actualidad, acostumbrados como estamos a percibir música a todas horas con todo tipo de dispositivos, se nos hincha el alma al escuchar a alguien cantar para nosotros, a una orquesta llevándosenos por delante con su poder, o incluso a un pequeño grupo o combo tocando canciones sencillas que nos estremecen.
Ya sean orquestas orientadas al baile, propuestas extrañas de música experimental o incluso un dj inspirado puede conseguir que un grupo de personas grande o pequeño sienta la magia y el fulgor de las notas, el ritmo y la armonía, como si fuera la primera vez.
Grabaciones
Y cómo hemos mencionado las grabaciones musicales, vamos a mencionar ahora a los profesionales que las hacen posibles.
Productores, arreglistas, músicos de estudio, técnicos de sonido, y un largo etcétera de personas se ocupan de todos los detalles que requiere estos procesos.
Podemos incluir a programadores de software, a mezcladores, masterizadores y más elementos que pueden aparecer en la grabación de una canción, por ejemplo.
Cada una de esas tareas requiere de unos conocimientos, unas cualidades y una dedicación específica, por lo tanto son trabajos potencialmente necesarios.
Un camino musical y, hasta cierto punto, técnico, una serie de profesiones disponibles para cualquiera con los conocimientos, habilidades y sensibilidad adecuadas.

Composición
Otra forma de ganarse la vida con la música o las canciones es la composición.
Realmente, este es el momento inicial, la génesis de donde surge el resto, la semilla que contiene todo lo demás y sin la cual ninf¡guna otra cosa es posible.
La creación musical y la escritura de canciones, cuando completan su viaje por los registros de la propiedad intelectual, las entidades recaudadoras de derechos de autor y, probablemente, alguna editorial musical, entonces están en condiciones de empezar a generar ingresos por la simple autoría, por haber sido la persona que ha reunido en una pieza musical con sentido elementos dispersos que antes no lo estaban.
Además del modelo tradicional de componer para músicos, cantantes o agrupaciones de intérpretes, existen algunas otras maneras de ganar dinero con la creación musical.
Veamos alguna de ellas.
La música de stock o librerías musicales consisten en catálogos de recursos sonoros que ciertas empresas reúnen y ponen a disposición de cualquier profesional o entidad que necesite usarlas en producciones o proyectos mayores.
También está la composición para publicidad, cine, televisión o incluso videojuegos. Los llamados jingles, breves para publicidad, o también en el marketing, la identidad sonora, como los logos sonoros que algunas marcas implementan como parte de su branding y reconocimiento de marca.
Y por supuesto la música compuesta específicamente para productos audiovisuales, para películas, obras de teatro, documentales y demás, o videojuegos, apps y otros proyectos digitales.
Y podríamos incluir incluso la música ambiental, composiciones pensadas para ser música de fondo, para acompañar sin tener un papel destacado, en cualquier otro escenario o propósito, desde un ascensor hasta la espera de una llamada telefónica, por ejemplo.
Existen empresas dedicadas a comercializar todo este tipo de composiciones, especializadas normalmente en uno u otro tipo de material musical según el uso que se le vaya a dar.
La indústria musical
Otra salida profesional para músicos o personas con intereses o conocimientos musicales de algún tipo es la misma industria de la música.
Discográficas, empresas de management, promotores, editoriales musicales, agregadores de música digital y un largo etc de pequeñas y grandes tareas que necesitan llevarse a cabo para que el dinero generado por la música y las canciones se reparta entre los que hacen posible esos ingresos.
Esos puestos, a menudo, aunque no siempre, están ocupados por gente que tiene conocimientos musicales, además de alguna habilidad añadida como organización de empresas o marketing, por mencionar dos al azar. Esa conjunción de aptitudes les hacen ideales para trabajar en la administración y comercialización de productos musicales, que es un negocio bien distinto de vender tornillos, cacahuetes o cualquier otra cosa.
Esa es otra vía para tener ingresos y vivir, muy bien a veces, de las ganancias que genera la música.

Carrera artística
Y en último lugar, tenemos que mencionar tal vez lo primero que pensamos cuando hablamos de dedicarse a la música, es decir, ser una figura mediática, un artista reconocido que aparece en los medios de comunicación, que cuando hace algo, no solo música, a menudo, es noticia.
Bien, ¿hay alguien que no se haya imaginado a sí mismo en un escenario, con miles de personas como público, aplausos, luces y demás, ofreciendo su espectáculo y triunfando?
Creo que no. Es una fantasía habitual, especialmente cuando eres joven y ves a otros que parece que lo han conseguido y, es casi inevitable pensar, porqué no yo también?
Y, lo más terrible de todo es que sí es posible, en algunos casos esa fantasía se convierte en realidad para unos pocos elegidos pero, para conseguirlo, hay una serie de acciones, insistencia y casualidades que deben darse y de las que se habla poco.
Para resumir todo ese rosario de contactos, peticiones, tratos, favores y demás, voy a agrupar en dos grandes conceptos generales lo necesario para tener una carrera musical al uso. La realidad y el precio a pagar.
Cuando hablo de realidad, me refiero a que la mayoría de figuras de la música encajan en una serie de parámetros de la realidad, sin los cuales no se hubieran alzado a esa posición de popularidad. Me refiero a demografía, es decir, la edad, el origen, el estilo musical, la imagen, el carácter personal y/o generacional, el talento y el trabajo bien orientado, detalles todos ellos importantes para convertirse en una referencia cultural para miles y miles de personas.
Resumiendo, tenemos que ser realistas con estas cuestiones humanas que influyen mucho en quién y qué propuestas musicales pueden llegar a encajar, y cuáles lo tienen difícil o directamente imposible.
Pero, incluso con toda la realidad alineada, con nuestros rasgos como artistas encajando en un momento histórico y geográfico determinado, no hay suficiente.
Hay que pagar un precio para que todo acabe sucediendo. Más de uno, realmente.
El precio personal es la dedicación, los viajes y reuniones, el invertir tiempo, esfuerzo y dinero en esa ilusión y no en otras cosas, pero también, si lo vas consiguiendo, el precio de ser un personaje público, en una u otra medida. La fama obliga a entender y soportar esa dualidad que se genera entre quien eres tú y quién cree que eres cada persona del conjunto de tu audiencia, tus admiradores o fans, y también quién no lo es, que también tendrán una impresión determinada de ti, normalmente incompleta o distorsionada.
Otro precio será estrictamente económico ya que, cualquier proyecto, incluso los más independientes, tendrán que lidiar con contratos, comisiones, recortes, presupuestos, contabilidad y necesitaran ayuda, ya sea de socios, empleados o colaboradores para llevar su proyecto adelante.
Esto que acabo de detallar es sólo una parte de lo que significa tener una presencia profesional en el mundo adulto de los negocios.
Vale la pena pensar en ello, en algún momento, si quieres meterte en ese circo.
Conclusiones
En fin. Probablemente, la inmensa mayoría de nosotras y nosotros, cuando somos jóvenes y nos enamoramos de la música y soñamos con una vida musical, pensamos en ser intérpretes, artistas que recorren el mundo con melodías y cantos, viviendo en la bohemia y la farándula y los aplausos y el éxito y el reconocimiento.
Pero, con el paso del tiempo, vamos descubriendo que no hay sitio para todos, o que ese tipo de vida no es para nosotros o que nos falta algo, lo que sea, para encajar en ese tipo de actividad musical.
Puede que sea una decepción en algún momento, o una desilusión progresiva pero, por otro lado, en ese proceso vamos descubriendo otras posibilidades, otros roles, otras profesiones que no pasan necesariamente por el estereotipo del artista, del ídolo de masas o el virtuoso, y que ofrecen otras ventajas y tal vez incluso más alegrías.
Enseñar música puede ser una actividad agotadora pero también muy gratificante.
Las tareas técnicas relacionadas con la música ofrecen otra vía muy interesante para vivir realmente inmersos en las canciones y los sonidos musicales.
También existe el camino de la composición, de la creación pura y otras funciones auxiliares que permiten que la música esté efectivamente por todas partes, disponible para que la podamos disfrutar de mil formas distintas.
Como hemos visto, posibilidades hay bastantes y lo que en un primer momento nos puede parecer algo menor o poco interesante puede acabar encajando perfectamente con la persona que somos, con nuestras cualidades particulares y con la manera en que queremos vivir en conjunto.
El precio de la fama es alto y no todo el mundo está dispuesto a pagarlo. Eso está bien, y entenderlo y reconocerlo no es un fracaso sino un gran acierto. Hay muchos casos de celebridades infelices o amargadas con su propio nombre y repercusión. No caigamos en eso.
En definitiva, y para que no se nos olvide, podemos vivir de la música, con la música, y pagar nuestras facturas de ciudadanos e incluso estar contentos con el aspecto que tiene nuestro día a día. Es posible.
¿Cómo? Voy a repetirlo una vez más. Para poder realizar alguno de esos trabajos, incluido el de artista célebre, hay que saber lo que tenemos que hacer en él, es decir, tenemos que aprender, tenemos que formarnos y adquirir los conocimientos y habilidades necesarios, perfeccionar nuestro talento, hacer algunos contactos, insistir y tener un poco de suerte.
Cuantos más conocimientos, contactos y determinación, menos suerte vamos a necesitar.
Por último, quiero decirte que nadie es perfecto y que un discursito como el que acabas de escuchar te debe servir tan sólo como una modesta guía, como un recordatorio, pero no te lo tomes como un sermón y mucho menos empieces a lamentarte por que te falta esto o aquello, o por que las cosas van más despacio de lo que te gustaría o porque te parece que ya es demasiado tarde.
Muy pocos hacen todo lo que deberían hacer, yo desde luego tampoco, y sencillamente, si queremos encontrar nuestro lugar en el entramado de las profesiones relacionadas estrechamente con la música, hay que tener paciencia, ser realistas e insistir. Esas cualidades probablemente sean las más determinantes a la hora de conseguirlo o no, sin importar tu situación actual, tus expectativas o el nivel de energía de que dispongas.
En fin, si quieres dedicarte a la música a tiempo completo y vivir con ella y de ella, fórmate, conócete, enfoca y adelante.
Es posible. Deja las excusas a un lado desde ya y encuentra tu lugar.