¿Porqué grabar una canción? Vaya pregunta, ¿para qué va a ser?
Todo el mundo lo sabe. Para que te descubran y llegues al estrellato, para alcanzar la fama y el dinero. ¿No es así?
Bien, puede ser. Alguna vez ha sucedido. Pero no hay ninguna garantía. Lo siento.

Para empezar, grabar puede significar usar tu teléfono móvil y grabar una melodía, un pedazo de una letra , un riff o un ritmo inspirado, con nuestra propia voz, por ejemplo.
Puede consistir en usar un programa secuenciador de audio en nuestra casa, en nuestro propia computadora o modesto home studio y, tal vez, con la ayuda de un metrónomo grabar algunas pistas, instrumentos, voces o muestras sampleadas y arreglar una maqueta, una demo, un esbozo más o menos elaborado.
Y grabar una canción puede significar también ir a un estudio profesional y grabar allí nuestros próximos éxitos. Vamos, la idea tradicional de grabar canciones.
El caso es que hay bastantes razones para grabar una canción y la fama y el dinero no son ninguna de ellas.
Veamos algunas, en concreto, seis buenas razones para hacerlo.
1. Para no olvidar una idea
Estés donde estés y hagas lo que hagas, es más que probable que tengas cerca un teléfono móvil moderno, con todas sus funcionalidades digitales y su conectividad disponibles. Hoy en día, es imperdonable tener una idea musical o lírica y no grabarla al momento, y dejarla vagando por nuestra cabeza y, finalmente, olvidarla.

Si sientes la inspiración y pasan cosas inesperadas por tu imaginación sonora, no olvides nunca darle al botón de grabar y guardarlas. Usa tu voz para recitar, cantar o imitar un instrumento. No importa la calidad, es sólo un medio para recordarla y desarrollarla, o no, en otro momento.
Graba todo lo que se te ocurra. Es fácil. No cuesta nada y puede que encuentres tesoros en esas grabaciones, una idea que lleve a otra, un detalle que genere otra cosa, …
Es una práctica habitual en el proceso de escribir una canción.
2. Para hacer auto-crítica
Escuchar tus propias canciones, tus ideas transformadas en algo sonoro fuera de tu cabeza es una experiencia reveladora.
Muchas veces sentirás que no suena como esperabas, que era mejor en tu imaginación, o peor, y te llevaras algunas sorpresas.
Ser la audiencia de uno mismo o una misma no es fácil, hay que acostumbrarse. Pero hacerlo nos da la increíble oportunidad de ser críticos con nosotros mismos, con nuestras producciones, de ponernos a prueba y comparar incluso nuestra música con otras desde esa distancia.
Todo esto es más que útil, es necesario.

3. Para escuchar tus progresos
Si grabas algo y lo guardas en un archivo de audio, por ejemplo, además de poder escucharlo al momento tendrás un recuerdo objetivo de algo que hiciste tiempo atrás.
Si lo haces a menudo, y vas acumulando audios de este tipo, con un poco de organización estarás documentando el progreso de tus ideas, de tus habilidades musicales aplicadas a las canciones y hasta de tu evolución interpretativa.
Escuchar cosas antiguas de nuestro yo con menos experiencia puede ser algo sobrecogedor, hay que admitirlo. Pero miremos el lado positivo: esa música, esa voz, esa instrumental, esas palabras antiguas ya quedaron atrás. Hemos perseverado y hoy somos mejores. No está nada mal. Es una buena motivación para continuar.
4. Para compartirlas
Otra razón importante para grabar canciones en el formato y con la calidad que sea, es compartirlas.
Por compartirlas me refiero específicamente a exponernos a las opiniones de otros, y mejor si no son nuestras amistades. Hay que enfrentarse con eso, con la indiferencia de algunos, con la envidia de otros, con el desprecio de algunos más y hay que valorar esas reacciones.
Muchas no te aportarán nada, muchas te dirán cosas que ya sabes de tu propio trabajo, otras podrás olvidarlas al instante pero, unas pocas, algunas, serán como un foco gigantesco iluminando algo que debemos mejorar, o algo que falta o sobra, o algo bueno que ya tenemos y que no habías valorado lo suficiente.
Esas son las que buscamos, esas son las que nos van a ayudar.

5. Para darte a conocer
Y sí, grabar canciones sirve también para darse a conocer. Sin duda.
Estamos en nuestro micro-mundo, solos o con nuestra banda, colaboradores o quién sea y tenemos algo entre manos, unas canciones, un proyecto, una propuesta para el resto del planeta.
Pero, básicamente, somos unos desconocidos o nos conocen pero no queremos que nos olviden.
En cualquier caso, nuestro trabajo, aparte de tener una imagen y una actitud reconocibles, es crear música, escribir letras de canciones, producir composiciones sonoras. Así que, en efecto, debemos grabar nuestras canciones y ponerlas a disposición de los oídos de la audiencia.
Streaming, promoción, redes sociales y cualquier lugar donde nuestros oyentes potenciales estén. Hay que conseguir esa visibilidad o, sencillamente, existiremos sólo para familiares y amigos.

6. Para vender tu trabajo
Y unos de los oyentes que tal vez, más nos interesen alcanzar sean las compañías discográficas, los managers o representantes, promotores de conciertos o cualquier profesional de la industria musical.
Para ellos, los escritores y escritoras de canciones, los músicos, los solistas y las bandas somos su materia prima. Nos consideren sus socios o su mercancía, el caso es que nos necesitan y nosotros, por suerte o por desgracia, también los necesitamos a ellos.
La auto publicación es una posibilidad que la revolución digital ha puesto sobre la mesa para cualquier creador y en el mundo de la música también ha habido casos de éxito, especialmente en los momentos iniciales de algunos artistas. Pero, en general, tarde o temprano vamos a tener que tratar con los técnicos, con los trabajadores de la música que hacen posible que las canciones y el espectáculo sea algo más que un fenómeno local.
Hay que entender que esta parte es un negocio y hay que estar bien informados, asesorados y representados para que no se aprovechen de nuestra alma artística y nuestro trabajo este bien protegido y justamente remunerado.
Conclusiones
Pues sí. Puede que una grabación sonora en cualquier formato circule por las redes sociales, o nos espere detrás de un link, o haga que una enorme audiencia se enamore de nuestra voz, de nuestras canciones y nuestra forma particular de hacer estas cosas.
Es posible pero no es probable.
Hay que grabar canciones mucho antes de que el azar, la comunicación moderna y las constelaciones se pongan de nuestro lado y logren seducir a miles de personas o a una persona que dice a otras quién tiene la calidad y el talento.
Si quieres estar en esa situación soñada, agradeciendo halagos y felicitaciones, respondiendo mensajes y llamadas que te ofrecen un billete a los grandes medios, a la historia de la música, al éxito en sus muchas formas, empieza a grabar tu trabajo ahora mismo.
Escúchalo, critícalo, muéstraselo a tus amigos o, mejor aún, a desconocidos y pide su opinión. Toma nota de sus palabras, revisa tus prioridades, lo que es importante para ti y saca alguna conclusión de todo ello.
Ni tú ni ellos o ellas tendrán toda la verdad ni todas las respuestas.
Después sigue componiendo, grabando y escuchando y compártelo, hazlo público y sigue con esas conversaciones, acepta la crítica pero sigue tu criterio.
Una mala crítica constructiva es oro. No tiene que hacerte cambiarlo todo, pero debes tenerla en cuenta en algún grado a la hora de tomar tu decisiones. Toda esa información no te revelará mucho de tus propias creaciones pero sí te aclarará el paisaje, el contexto donde esas canciones van a escucharse y las sensibilidades que van a juzgarlas.
Grabar una canción puede verse como el final de un camino, pero puede ser sólo una estación, una parada en un viaje mucho más largo y entretenido.